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La Sra. Lowry e hijo (Mrs. Lowry and Son) (***)

8 febrero 2021
La Sra. Lowry e hijo

Un hombre que pinta

L.S. Lowry fue una de las figuras artísticas más importantes del Reino Unido de mediados del siglo 20. Muestra la complicada relación que este famoso pintor famoso, por su visión única del noroeste industrial de Inglaterra, mantuvo con su madre, una mujer empeñada en criticar todos sus actos.

Nadie ha retratado el noroeste industrial de Inglaterra como L.S. Lowry. La mayoría de sus dibujos y pinturas son un fiel reflejo de Pendlebury, Salford, localidad próxima a Manchester y la película se centra en la relación que tuvo con su autoritaria madre. Ella no dejaba de criticar su estilo y le desaconsejaba perseverar en sus intenciones artísticas. Martyn Hesford escribió el guion, basado su obra teatral, y Adrian Noble debuta tras la cámara con una puesta en escena ortodoxa bien ambientada.

Viendo esta propuesta pocos podían pensar que Laurence Stephen Lowry se convertiría en uno de los pintores británicos más queridos y reconocidos a mediados de la pasada centuria. Su influencia ha ido más allá de su arte, e incluso firmas de moda como Burberry, cineastas de la talla de Terry Gilliam, espectáculos de danza contemporánea, o grupos musicales se han inspirado en su obra. El más significativo, Status Quo con su single Pictures of Matchtick Men, porque de esta forma se nombró al estilo de Lowry, con sus figuras estilizadas y la ausencia de efectos meteorológicos.

Ya tenía una cierta edad cuando llevó a cabo su primera exposición. Según la historia escrita por Hesford, era una persona dedicada a su madre constantemente. Se trataba de una mujer absorbente y en los días menos afortunados, que eran la mayoría, renegaba de cualquier iniciativa de su hijo.

Echó a su marido de casa porque le consideraba un perdedor, al igual que a Laurence, quien se refugiaba en la buhardilla para reflejar en sus dibujos y en sus lienzos la verdad de su entorno. Siempre trajeado, se dejaba ver por el exterior con una figura inconfundible debido a su gabán y a su sombrero. Se definía a sí mismo con una frase recurrente: Yo no soy un artista, soy un hombre que pinta.

Tanta era la dependencia de su madre, que pasaba la mayor parte del tiempo postrada en la cama, que rechazó por dos veces la Orden del Imperio Británico ya que su progenitora había fallecido con anterioridad. Pintaba para ella, y todo lo que hacía era pensando exclusivamente en ella. Por su parte, Elizabeth Lowry tenía sueños de grandeza que nunca vio cumplidos. Deseaba codearse con la alta sociedad del lugar, pese a que se trataba de una zona industrial con poco atractivo.

Su única relación externa era con Mrs. Stanhope -Wendy Morgan-, quien le hizo ver los valores de una de las pinturas de su hijo. Un lienzo que recordaba los buenos momentos pasados juntos a la orilla del mar. Ese pasaje le hizo cambiar de opinión con respecto a la valía pictórica de Laurence, aunque volvió a detestarlo después de que su amiga le dijera que no quería ver en su casa esos paisajes llenos de chimeneas y fábricas que le recordaban constantemente un entorno poco agradecido.

Adrian Noble ha construido un film que entra de lleno en las cuidadas producciones británicas inspiradas en la literatura y el teatro. Muestra sin ambages un paisaje industrial que se aproxima a lo deprimente, pero se expresa con evidente elegancia cuando recurre a los flashbacks que recuerdan la relación entre los dos personajes centrales. Se nutre también de las frases más célebres de su protagonista masculino, quien afirmó en su día que no se necesita cerebro para ser pintor, solo sentimientos.

De todas formas, el largometraje en un tour de force de los dos intérpretes que encabezan el cartel. Vanessa Redgrave vuelve a dar todo un curso de interpretación y le da buena réplica la zaga Timothy Spall. El actor londinense ya triunfó en su día en el Festival de Cannes dando vida al paisajista William Turner.

En esta oportunidad, la pintura como tal ocupa un segundo plano y no le exige esfuerzos suplementarios ante el lienzo. La película se centra más en el servilismo con su caprichosa y exigente madre, que a punto estuvo de privarnos de un genio cuyas obras se venden ahora por millones de libras y que, desde 2000, existe en Salford Quays una exposición pública permanente de su obra. La Tate Gallery cuenta con veintitrés de sus obras.

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