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R.M.N. (7,1/10*): Crítica

29 diciembre 2022
R.M.N.

Racismo e intolerancia

Un hombre vuelve antes de Navidad a su pueblo natal, en Transilvania. Le preocupa la educación que su hijo ha recibido de su madre y anhela volver a ver a su ex amante. Cuando la fábrica que dirige esta mujer contrata a trabajadores extranjeros, afloran resentimientos e impulsos muy arraigados que rompen la paz de la comunidad.

El rumano Cristian Mungiu ganó la Palma de Oro en Cannes en 2007 y desde entonces se ha confirmado como uno de los directores centroeuropeos más acreditados. Su notable nivel lo mantiene con esta propuesta, mucho más enrevesada en su interior de lo que pudiera parecer a simple vista. Esa riqueza está conformada por una interesante cantidad de personajes secundarios que, sin forzar sub tramas, consiguen dar al conjunto un empaque valioso y lleno de alicientes que se van fraguando a fuego lento en una pequeña localidad de Transilvania.

A ella, su ciudad natal, regresa en vísperas de Navidad Matthias -Marin Grigore-, que trabajaba en un matadero de Alemania hasta que golpeó a su capataz. Aparentemente, no tiene hogar, pero le preocupa la educación de su hijo de ocho años, que no habla después de una experiencia en el bosque que se vislumbra, aunque nunca se diga abiertamente. También le preocupa al protagonista la salud de su padre y el encuentro con Csilla -Judith State-, que es la responsable de una fábrica de pan.

La inmigración, punto clave

Para dar un salto de calidad y solicitar una ayuda de la Unión Europea para empresas con más de treinta trabajadores, la fábrica necesita ampliar su plantilla. Nadie en la comunidad quiere incorporarse a un trabajo donde percibirían el salario mínimo y la solución está en contratar inmigrantes, obreros procedentes de Si Lanka, aplicados en su trabajo y buena gente. Esa situación debería ser tomada con normalidad, puesto que hablamos de una región en la que muchos de sus convecinos se vieron obligados a trabajar fuera de su país.

Además, en esa región que siempre ha estado comprimida entre imperios, según se dice, se habla rumano, húngaro, y hasta otros idiomas, incluido el alemán, lo que se identifica con el color de los subtítulos. La presencia de los inmigrantes rompe la paz del pueblo, que no quieren más extranjeros después de haber expulsado a los gitanos. La intolerancia llega a tal grado que dejan de comprar el pan porque en su elaboración han intervenido las manos de esos foráneos y cualquiera sabe las enfermedades que arrastran desde su país de origen.

Mungiu se recrea con una excelente fotografía y una interpretación coral en la que destaca Judith State. Su estudiada puesta en escena lleva a un plano secuencia de más de un cuarto de hora de duración en la que se dirime el futuro a lo largo de una asamblea. Radiografía a los personajes que tienen más importancia en la trama, incluido el alcalde que está con los suyos y el sacerdote que parece moverse más por los afectos mundanos que por las obligaciones religiosas. Una buena película en la que suceden muchas más cosas de lo que parece y que invita a reflexionar porque hay situaciones que nos acompañarán mucho tiempo.

Fecha de estreno en España: 28 de diciembre de 2022 (125 minutos).

Ficha técnica

From → Cine, Drama

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