Saltar al contenido

Sieranevada (***)

19 julio 2017

Cuarenta días después de la muerte de su padre, uno de sus hijos, un neurólogo de éxito, se dirige con su mujer y su hija al domicilio paterno. Toda la familia y un grupo reducido de amigos rendirán su particular homenaje al difunto, que comenzará con un acto a cargo del sacerdote. Como quiera que éste se retrasa, aflorarán miedos, engaños y pasiones ocultas.

El cine que nos llega de Rumanía tiene un representante muy especial en la figura de Cristi Puiu, responsable de la muy interesante La muerte del Sr. Lazarescu -2005-. Con esta nueva producción, en la que se radiografía con mimo el interior de una familia cualquiera, aspiró a la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes aunque se quedó sin recompensa pese a ser una de las favoritas. Con la disculpa de una reunión familiar, pasa a revista a las interioridades de sus miembros, a sus miedos, a sus creencias y, en general, a sus posturas ante lo que les rodea.

En la primera secuencia, antes de los títulos de crédito, ya se puede advertir toda una declaración de intenciones. Durante seis minutos y medio la cámara permanece inmóvil, enfocando una esquina en la que confluyen dos calles. Un coche obstaculiza el paso mientras espera a una mujer y a una niña. Por detrás, un automóvil de envíos urgentes reclama movimiento. El conductor es un neurólogo cuarentón llamado Lary –Mimi Branescu-, que se dirige con los suyos al recordatorio de la muerte de su padre, sucedida cuarenta días antes. Es la única secuencia en la que la cámara muestra a personajes en el exterior. Desde ese momento se traslada a la casa materna.

Allí se dan cita numerosos personajes. Con la viuda aparecen Lary y los suyos, así como la abuela, un hermano del padre, tíos, tres amigos del fallecido, una joven croata que permanece en una habituación bajo los efluvios del alcohol, un bebé al que no desean despertar y otro hijo del difunto que, en base, a una extraña y macabra tradición, debe ponerse las ropas del muerto. Se han reunido para un ágape, pero la comida se alarga en el tiempo, hasta la cena, porque no pueden comenzar sin que llegue el sacerdote y lleve a cabo la ortodoxia prevista. La demora de este propicia el contenido del film.

La reunión familiar se produce tres días después del atentado contra Charlie Hebdo en París. Circunstancia que da lugar a que se hable de terrorismo, que se mencionen diferentes teorías conspiratorias sobre la caía de las Torres Gemelas neoyorquinas. También se repasan otros argumentos de actualidad, de lo que les rodea, y no se eluden controversias religiosas o políticas que tienen como eje la Rumanía actual. Unos defienden los logros alcanzados bajo el dominio de la URSS y la dictadura de Nicolae Ceaucescu, mientras que otros conceden prioridad a las libertades conseguidas desde entonces. Quedan al descubierto con el paso del tiempo los problemas familiares, centrados en engaños, dudas, desconfianzas y heridas que no han cicatrizado. En uno de los mejores pasajes Lary cuenta a su esposa una historia sorprendente, basada en una excusa inventada por su hermano que su padre creyó a pies juntillas.

Se trata de un relato casi opresivo, con escasos momentos para la distensión, en la que los actores deben emplearse a fondo para desfilar ante la cámara, plantada inmóvil en distintos lugares. Su margen de movimiento es constreñido y cada paso debe ser milimétrico para que la propuesta no se convierta en un maremágnum imposible. Las subhistorias qe se narran son más o menos interesantes. Puedes zambullirte en ellas o acogerlas con frialdad, pero hay que destacar el espléndido trabajo de Puiu colocando la cámara como si fuese el ojo del espectador. Siempre fija, pero fuera de la habitación en la que tienen  lugar los diálogos. Un aspecto que complica todavía más la puesta en escena y del que el cineasta sale airoso y con una nota excelente.

Su puede poner en discusión el enorme metraje de la cinta. Casi tres horas en escenarios reducidos y con más actores de la cuenta desfilando en la pantalla llegan a ser agobiantes. Los planos secuencia se aligeran con paneos y algún que otro movimiento constreñido. También, la temática que se ofrece, demasiado sencilla aunque con puntos de vista opuestos que favorecen la discusión podría entenderse como demasiado simple en algunas ocasiones. Se trata de una familia como tantas otras, con unos miembros que albergan idénticos problemas internos como el resto, con sus rencores y sus diferencias. Muchos amarán esta propuesta, pero también serán legión quienes les den la espalda porque no han entrado en sus tripas. La controversia generada está a la altura de la que muestran sus personajes.

From → Cine

Deja un comentario

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.