Un minuto para la gloria (Glory) (**1/2)

Un guardavías se encuentra con un millón de levs en una zona prácticamente aislada y decide llamar a la policía para dar cuenta de su hallazgo mientras sus compañeros le tachan de inocente. El Gobierno encuentra en este hecho una buena ocasión para reivindicarse y decide ofrecerle una recompensa mínima.

¿Qué haría cada cual si se encuentra un millón dekevs en una zona aislada, el equivalente a medio millón de euros?  En el caso que nos ocupa, el trabajador en cuestión decide llamar a la policía y dar cuenta de su hallazgo. Es la propuesta de los cineastas búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov en su segundo largometraje que también ocupa el epicentro de su trilogía basada en historias surgidas a partir de titulares en los periódicos.

Por tanto, las vivencias de Tzanko petrov –Stefan Denoulybov- tiene su arranque en un hecho real, que no es otro que la devolución del dinero, aunque se quede con los primeros billetes encontrados. A partir de ese dato, los responsables del film elaboran una tragicomedia con ribetes importantes de humor negro, en el que diseccionan la hipocresía de los responsables de las instituciones políticas y la lucha del individuo contra la burocracia que, en caso de perseverar, puede llegar a un desenlace violento.

Tzanko pone en hora cada día su antiguo reloj Glory, un regalo de su padre. Al as ocho y media en punto, antes de darle cuerda. Luego acude a su trabajo de guardavía, encargado de vigilar las conexiones de los raíles. Esa mañana encuentra un billete entre las traviesas. Es su día de suerte. Más adelante aparece otro y más tarde, una importante cantidad desperdigada en la cuneta. En total, un millón de levs. Sorprendido, se da un respiro para pensar qué debe hacer. Finalmente, llama a la policía para informarle del hallazgo.

Al enterarse de esa desinteresada acción, la jefa de relaciones públicas del Ministerio de Transportes, Julia Staykova –Margita Gosheva-  encuentra un buen argumento para reivindicar su figura y la del titular del departamento, Se encarga de vigilar hasta el último detalle de la producción de un video informativo, aunque se encuentra con la sorpresa de que su héroe, vituperado por sus compañeros, es tartamudo.

De inmediato, piensa en una recompensa para el responsable del hallazgo. Prácticamente, una nimiedad, un reloj digital de pulsera que pronto se estropeará.  Para que el Ministro haga acto de la entrega, antes del acto oficial, Julia le pide su reloj a Tzarko para que no suba con él a la tarima. Promete que se lo devolverá en cuanto se vayan los medios acreditados, pero extravía el objeto.

Desde ese momento, el protagonista inicia un auténtico peregrinaje para que le devuelvan el recuerdo de su padre, pero choca con la burocracia y también con las instituciones, al tiempo que la sensación de violencia se apodera del entorno por las relaciones que mantiene con sus compañeros de trabajo. Una propuesta que entra dentro del cine actual que llega del Este de Europa en el que se pasa revista a su situación social olvidada ya su dependencia de la URSS. Generalmente, el cine denuncia corrupción, burocracia y dramas sociales. La diferencia con el pasado reciente en el abanico de libertades ganadas desde entonces.

La pareja de cineastas parece mostrar grietas en la puesta en escena, con pasajes que parecen reiterativos pero que, sin embargo, consigue mantener el ritmo amparándose en un humor negro presente en la mayoría de las secuencias. También en algunos aspectos surrealistas que funcionan  de forma desigual.

Acaparó tres galardones en Gijón: película guion y Premio FIPRESCI. También gustó en Locarno y en Edimburgo se alzó con la distinción de mejor película internacional. Recompensas que justifican sus valores cinematográficos. La cinta se sigue con interés y el guion sorprende por momentos.  Los dos personajes centrales están muy bien dibujados, desde la personalidad casi insulsa de Tzanko hasta la decidida y echada para delante de la jefa de relaciones públicas- Margita Gorsheva se lleva los principales honores gracias a su trabajo como una mujer decidida y preparada para el éxito cueste lo que cueste.