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Bernabéu (**1/2)

11 noviembre 2017

El Real Madrid como credo

Repaso por la vida del hombre que convirtió al Real Madrid en el mejor club del siglo XX. Comenzó como jugador, prosiguió formando parte del cuerpo técnico hasta convertirse en directivo y, finalmente, en presidente. Fichó a los mejores futbolistas y edificó un estadio que cuadruplicaba la capacidad del anterior antes de ver ganar a su club seis Copas de Europa.

La historia del Real Madrid no se puede desligar de Santiago Bernabéu, el hombre que le dotó de una infraestructura ganadora, se adelantó a su época en lo económico y vistió sus paredes de éxito. Nacido en Almansa, de padre valenciano y madre cubana, fue un auténtico visionario que respaldó el proyecto de la máxima competición europea, sin cuyo apoyo parecía inviable por las reticencias de la UEFA, y se convirtió en el mejor embajador español en una época de bloqueo internacional. Anticipó que el deporte que amaba se convertiría en espectáculo y que los equipos perderían identidad cuando los futbolistas pensaran únicamente en el dinero.

Fue hombre de un solo club y más de una vez dijo que su único credo político o social fue el Real Madrid en el que debutó como futbolista de la mano de su hermano Marcelo, defensa del equipo. Un amigo de su padre le dijo que jamás llegaría a nada, pero terminó la carrera de abogado, unas oposiciones al Estados y se convirtió en capitán del conjunto blanco. Los futbolistas comenzaron a percibir emolumentos pocos meses después de su retirada, cuando trabajaba para el club en calidad de ojeador y técnico. Consiguió los derechos federativos de Ricardo Zamora y de otros futbolistas antes de convertirse en presidente.

Rodeado de gente aplicada, como Raimundo Saporta, Antonio Calderón, Agustín Domínguez y el empresario teatral Francisco Muñoz Lusarreta, rompió muchos moldes. Fichó al canario Luis Molowny, al argentino Alfredo Di Stéfano, al francés Raymond Kopa, al húngaro Ferenc Puskas y al cántabro Francisco Gento. Impulsó el estadio que lleva su nombre, con el que cuadruplicaba la capacidad del anterior y por lo que fue tachado de megalómano.

Ignacio Salazar-Simpson, productor de filmes como El otro lado de la cama y No habrá paz para los malvados, debuta en la dirección con este proyecto escrito por Joaquín Andújar. Sobresale por la labor en la sala de montaje, hasta el punto de que esta producción no se puede discutir en el plano formal. Arranca con imágenes de las duodécima  Liga de Campeones conseguida por el club de Chamartín para dar paso a imágenes en 4:3 recuperadas del No-Do con la voz de Matías Pratas, del archivo de TVE, gracias a una entrevista de Luis Arnaíz para el programa que presentaba entonces Juan José Castillo, y a una charla mantenida en la cadena SER con José Luis Pécker.

Otro de los aciertos del documental es haberse decantado por el sistema de dramatización. No suele ofrecer buenos resultados, pero en este caso se resuelve con habilidad el hecho de que unas voces en off reciten las palabras del propio Bernabéu o de su esposa, Doña María, viuda del que fuera un gran amigo suyo fusilado durante la Guerra Civil. En cuanto al contenido, apenas aporta novedades respecto a otros trabajos documentales que tienen a la historia del  Real Madrid como epicentro. Se agradecen frases de la figura central. Algunas lapidarias, como que es menos arriesgado que un hombre te persiga para matarte que te persiga una mujer para enamorarte.

En la biografía del considerado mejor presidente de la historia de un club de fútbol hay lagunas y medias verdades. Se nota un interés flagrante por lucir su figura y salvaguardar al club. Se tiene al Real Madrid por el equipo del régimen cuando, concluida la guerra, lo era el Atlético Aviación, hoy Atlético de Madrid, en cuya directiva aparecían varios coroneles. ¿El equipo de los ricos? De los 40.000 primeros socios del nuevo estadio, los que invirtieron en bonos a veinte años, no había más de 20 personajes acaudalados. Tampoco se olvida que Bernabéu echase del palco al general José Millán Astray, fundador de la Legión, por hacer de menos a una dama en el estadio.

En esa loa del personaje, se quiere justificar sin demasiado énfasis la asistencia de Bernabéu a los mítines de la CEDA, o su participación en el frente catalán, a las órdenes del general Agustín Muñoz Grandes. Su misión era la de cabo ojeador y no disparó ni una sola vez, se afirma. Duele más desconfiar de un amigo que un amigo te engañe. Frases de este tipo salpican este trabajo. Un acierto, pero no exime defectos en la captación de sus hombres de confianza o en su relación de los jugadores. Pasé un día intentando convencer a Pepe Pirri de que no se casara con Sonia Bruno, pero no se sabe cómo reaccionó en otros casos. Recordemos que Ignazio Zoco se desposó con la cantante María Ostiz, o que el propio Bernabéu abrió las puertas de la entidad al guardameta Manuel Pazos por su relación con una artista de variedades o a Isidro Sánchez , padre de Quique Sánchez Flores, al casarse con Carmen Flores.

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