Feliz día de tu muerte (Happy Death Day) (**)

Una joven universitaria es asesinada en el campus por una persona que lleva una máscara de bebé. Al morir, despierta otra vez en la mañana de fallecimiento y todas las circunstancias se repiten. Así será, día tras día, hasta que pueda descubrir la identidad del asesino y liberarse de esa maldición.

Con la sinopsis queda casi todo dicho. No hay más historia aparte de detalles colaterales que sirven para ilustrarla y para que alcance una mínima duración. Combina, como suele ser habitual en este tipo de producciones, el humor con los correspondientes sustos y se ha convertido en el mayor éxito comercial hasta la fecha de un cineasta aplicado en este tipo de largometrajes, Christopher Landon. Tanto, que el film se elevó hasta el puesto número uno de la taquilla norteamericana en su primer fin de semana de exhibición con unos ingresos brutos que superaron los veintiséis millones de dólares. Su presupuesto total, apenas llegó a los cinco.

La historia combina algunas referencias clásicas, como el hecho de que la acción se desarrolle en un campus universitario o el asesino oculto tras una máscara. La novedad con respecto a otras propuestas del género es que la protagonista revive cada día su muerte, volviéndose a despertar de inmediato un 18 de septiembre, el día de su cumpleaños, en la habitación de otro estudiante Carter David –Israel Broussard-. Ha pasado la noche allí después de una noche de excesos.

Cuando se incorpora Tree Gelbman –Jessica Rothe- no recuerda nada de lo que ha sucedido en las horas previas, pero es tarde. Pasa por el campus, donde se cruza con otros alumnos hasta que llega al edificio de su hermandad. Allí, la presidenta le refresca una reunión del grupo para el mediodía. Poco después llega a su habitación, y su compañera de cuarto, Lori Spengler -Ruby Modine- le recuerda que es su cumpleaños y le ofrece un pastel que deshecha por su alto contenido en glucosa antes de acudir a clase.

Mantiene un encuentro a solas con su amante, el doctor Gregory Butler –Charles Aitken- y a punto están de ser descubiertos por su esposa  Stephanie -Laura Clifton-. Tras escuchar que un peligroso asesino anda suelto, por la noche se dirige a una fiesta y en un túnel es atacada por un personaje oculto tras una máscara de bebé. Herida de muerte, Tree vuelve a despertarse en la cama de la habitación de Carter. De nuevo, es 18 de septiembre, el día de su cumpleaños. Revivirá las mismas circunstancias por las que ya ha pasado y, aunque cambie de itinerario, el resultado será el mismo. Se repetirá de manera puntual hasta que encuentre al asesino y las cusas que lo motivan.

Esta mezcla de Atrapado en el tiempo –Groundhoh Day, 1993- y Scream -1996- es lo que le ofrece a este film su mayor atractivo, aunque pierda en la comparación ambas. La repetición de los sucesos acaecidos durante el día no sorprende como en el caso de la película dirigida por Harold Ramis. Aunque esta producción de terror está bien interpretada, el carisma de Jessica Rothe es bastante inferior al de un Bill Murray en su momento más álgido. Tampoco llega al interés de la propuesta de Wes Craven, que se lució en su momento con uno de los mejores filmes del género en los noventa, aunque ambas comparten a Tony Gardner, creador de las máscaras utilizadas por los asesinos. Bien es cierto que en la propuesta de Landon el gore prácticamente no existe en beneficio del humor.

No resulta extraño que esta cinta funcione en taquilla porque acumula momentos interesantes, especialmente cuando la propuesta mira más al cine de finales del siglo pasado que a características más actuales. Existe un cierto aire nostálgico que coloca a Feliz día de tu muerte en la cúspide del cine de su autor, y que se da la mano con su anterior trabajo, Campamento Camp, aunque entonces eran los zombis quienes se enseñoreaban de la pantalla.

A cambio, las mayores deficiencias se encuentran en una cierta superficialidad de los personajes. El guion no está trabajado a fondo, especialmente en su desenlace, y el asesino será difícil que entre en la galería de los monstruos. La idea era buena, pero se ha quedado a medio camino y únicamente podría revitalizarlo una posible secuela en cuyo guion se trabaja para explicar por qué la protagonista había entrado en un bucle del tiempo.