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Thi Mai, rumbo a Vietnam (**1/2)

10 enero 2018

Una adopción complicada

A una joven de Pamplona se le adjudica la adopción de una niña vietnamita poco después de que falleciera en un accidente de coche. Su madre decide emplear todos sus esfuerzos para que le concedan la custodia de la pequeña. Con intención de lograrlo viaja a Hanoi en compañía de sus dos mejores amigas, un ama de casa y una ex empleada de banca.

Después de una larga carrera en TVE, la madrileña Patricia Ferreira dio el salto a la pantalla grande y sus trabajos han coqueteado siempre con los Goya. Esta vez se ha atrevido con una comedia, soportada por un reparto atractivo, centrada en la adopción de una niña vietnamita por parte de una joven española. Fallecida en accidente poco antes de que le comuniquen que puede viajar a Hanoi a recoger a su pequeña, es su madre, Carmen –Carmen Machi-, quien encuentra una salida a la angustia propiciada por la pérdida.

Primero, se presentan a las tres protagonistas. Carmen regenta en Pamplona junto a su marido Javier una ferretería. Rosa –Adriana Ozores- es un ama de casa chapada a la antigua que deja su vida por contentar a su familia. Aunque no recibe la recompensa adecuada a sus esfuerzos, es feliz. Elvira –Aitana Sánchez Gijón- es la directora de una sucursal bancaria que debe aceptar a la fuerza la jubilación anticipada pese a su valía profesional y a su dedicación a la empresa. Cuando ésta las reúne para darse una alegría después del despido, Carmen recibe la terrible noticia de que su hija ha fallecido en un accidente de coche.

Al matrimonio le cuesta superar el trance, pero todo cambia cuando Carmen recibe la información de que a su hija le ha sido concedida la adopción de una pequeña vietnamita de nombre Thi Mai, que significa mañana. Decidida a conservar la memoria de su hija con la que podría haber sido su nieta, decide viajar a Hanoi para hacerse cargo de la niña. Elvira, que se encuentra de la noche a la mañana sin nada que hacer, decide acompañarla. También Rosa. Por una vez, se echa la manta a la cabeza y decide marcharse dejando un escueto mensaje de voz a un marido que nunca tiene tiempo para ella.

Sin saber el idioma, con todos los inconveniente, las tres llegan a Extremo Oriente para ponerse en manos de un nativo –Eric Nguyen-. También conocen en el aeropuerto a Andrés –Dani Rovira- quien empleó todos sus ahorros en aprender vietnamita y comprar el pasaje para reunirse con su amor, un guía turístico español. Ninguno de los cuatro protagonistas tiene motivos para la esperanza. Las autoridades locales proceden a anular el trámite de la adopción puesto que la posible madre ha fallecido y ni siquiera el embajador puede interceder en el dictamen. En cuanto a Andrés, su novio se ha casado con una muchacha local.

La película alterna mucha comicidad, casi siempre del lado de Dani Rovira y de una excepcional Adriana Ozores, una actriz que merece mejores papeles y más consideración popular porque luce en todos sus trabajos. Sus dotes para la comedia no pasan desapercibidas en este caso, componiendo un ama de casa reprimida y chapada a la antigua que hace saltar la banca. Algo de lo que no está muy lejos, literalmente, en el film. Mejor la primera parte, y más obvia y melodramática la segunda, con fases espléndidas de Carmen Machi, cuyo personaje está decidido a llevarse a la niña contra viento y marea. A pesar del buen trabajo de Patricia Ferreira, una vez pasado el ecuador cuesta mucho más digerir un largometraje muy atractivo en su exposición.

El trabajo de la directora de raíces gallegos es más que eficiente. Retrata con acierto las peculiaridades de Hanoi y utiliza para bien un guion que le permite recorrer enclaves sugerentes y tópicos de la capital vietnamita. Las imágenes se ven reforzadas por una partitura de Fernando Velázquez que combina la gran orquesta con ciertos toques orientales. Aunque tanto la música como la mayoría de las decisiones técnicas parecen un poco trasnochadas por su ortodoxia, la simbiosis resulta más que aceptable.

Los personajes funcionan y soportan el devenir de la historia con más naturalidad de la esperada. Disfrutamos con las aventuras y desventuras de estas tres provincianas a orillas del río Rojo. Los detalles cómicos fluyen en situaciones no forzadas, pero la inercia se modifica paulatinamente a medida que avanza el film, justo cuando Aitana Sánchez y Gijón y Dani Rovira van creciendo en su actuación. Se facilita la aparición de los pañuelos y las referencias a la cultura del país oriental son más facilonas y, en algunos casos, metidas a calzador.

From → Cine

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