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Call Me by Your Name (****)

23 enero 2018

El verano iniciático de la sexualidad

Verano de 1983 en una pequeña localidad del norte de Italia. En una casa de campo, un joven norteamericano llega para ayudar al padre de Elio, un muchacho de diecisiete años que  mantiene una relación con una chica francesa. Poco a poco, se acerca al huésped hasta que ambos viven un período de pasión.

Diez minutos duró la ovación al término de la proyección de este film en el Festival de Sundance, que posteriormente fue recompensado con una lluvia de galardones, incluyendo tres candidaturas a los Globos de Oro. Se trata de una adaptación de la trilogía escrita por André Aciman, adaptada a la pantalla grande por James Ivory, cineasta estadounidense a punto de convertirse en nonagenario. Finalmente, fue dirigida por el italiano Luca Guadagnino, que aportó una serie de referencias eróticas que le resultan próximas si tenemos en cuenta que en su filmografía encontramos propuestas como Melissa P o Cegados por el sol.

La acción transcurre en un lugar indefinido del norte de Italia durante el verano de 1983. Se supone que en la Lombardía, al pie de los Alpes y en una zona en la que abundan los lagos. En una casa de campo vive el matrimonio Perlman. El cabeza de familia –Michael Stuhlbarg-, al igual que su esposa Annella –Amira Casar- es un judío poco practicante y recibe cada año a un estudiante para que le ayude en sus investigaciones. En este caso le toca el turno a Oliver –Armie Hammer-, un apuesto estadounidense que impresiona muy pronto al heredero familiar, Elio –Timothée Chalamet-, un muchacho de diecisiete años.

Elio es tan aplicado como introvertido. Ávido lector, es un brillante pianista. Su pasa el verano transcribiendo música, devorando libros y saliendo con los amigos por las noches, acercándose a Marzia –Esther Garrell-, una francesa con la que coincide cada año. La llegada de Oliver, mucho más seguro de sí mismo a sus veinticinco años, despierta una pasión aletargada en el chico. Le molesta que el americano tontee con Chiara –Victoire  du Bois-, una componente de la pandilla juvenil, y le tienta con algunas referencias, como sus escarceos amorosos con Marzia.

¿Cómo se llega a esta situación si tenemos en cuenta que Elio no parece gay y que incluso le molesta vestirse con ropas llamativas? Al tiempo que pasan juntos se unen los paseos en bicicleta, las visitas a humedales, los bañadores mojados y, en el caso de Elio, la potencia sexual lógica de su edad, así como la seguridad en sí mismo y el atractivo del recién llegado, que lleva una estrella de David colgada a su cuellos, algo de los que no hacen gala los miembros de su comprensiva e intelectual familia.

El verano parece avanzar lentamente. El sol reluce entre melocotoneros y otros árboles frutales. Las noches no son extremadamente cálidas, ni siquiera los días, pero los recurrentes baños, incluidas las zonas más frías cuyas corrientes proceden directamente de las cumbres alpinas, propician juegos que se convierten en incitaciones sexuales. Es un cortejo prácticamente constante que, finalmente, tiene su eclosión. Elio retoza con Marzia y lo hará posteriormente con Oliver, excitándose claramente en ambos casos.

En la novela, la historia de ese verano es un recuerdo; en la película se desarrolla en tiempo presente, entre una atmósfera sensual y un subrayado musical pensado a conciencia. Generalmente, se opta por temas que ayuden a la atmósfera creada por dos personajes cuyos actores rayas a gran altura y se compenetran con acierto. Suena Ryuchi Sakamoto junto a Johann Sebastian Bach y Maurice Ravel. También canciones de la época, ya sea en los bailes nocturnos, en el transistor de los protagonistas, o en el de la fiel sirvienta Mafalda –Vanda Capriolo-. Escuchamos a Giorgio Moroder, Armani o Franco Battiato.

No se trata de un despertar de la homosexualidad, que sería lo más sencillo. La mente de Elio es más compleja. Comienza su despertar, una iniciación hacia un universo desconocido del que no está seguro. Sabemos que Oliver se va a casar con una muchacha con la que lleva relacionándose intermitente desde dos años atrás. Una circunstancia que ha impulsado a Guadagnino a pensar en una especie de saga, al estilo de Richard Linklater. El próximo paso será el recuentro de Elio con Oliver cuando aquel alcanzase la edad del americano durante el estío en que se conocieron.

No pesan las dos horas largas de metraje aunque el desarrollo sea más pausado que lento. Los diálogos son efectivos, pero también una espléndida puesta en escena y una actuación formidable de dos actores que comienzan a brillar con luz propia. Armie Hammer ya sabe lo que es ser protagonista en diversos géneros y ahora también es actualidad por Final Portrait: El arte de la amistad. Pero el gran descubrimiento, gracias a esta cinta hablada en inglés, francés e italiano, es Timothée Chalamet, que tiene una actuación poco destacaba en Lady Bird, y que se acredita como un actor con muchos matices, con una impresionante mirada desde sus ojos azules y que, tras esta actuación, seguro que le lloverán ofertas interesantes. Junto a ellos, Guadagnino se confirma como uno de los cineastas europeos más interesantes y comprometidos de su generación.

From → Cine

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