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Matar a Jesús (***)

12 abril 2018

Matar a Jesús: La otra cara de la venganza

Una joven estudiante presencia el asesinato de su padre, profesor universitario. Pocas semanas después se encuentra con la persona que le disparó y se aproxima a ella con intención de vengarse dado que las autoridades parecen no tomarse los esfuerzos necesarios para investigar lo sucedido.

Esta ópera prima de la colombiana Laura Mora Ortega está basada en hechos reales. Unos sucesos que la autora tardó en hacerlos público pero que, sin duda alguna, han marcado su vida. Cuando tenía poco más de veinte años, su padre fue tiroteado poco después de conversar telefónicamente con ella. Afligida por el suceso, pasó varios años en Australia hasta que tuvo la inspiración de llevar al cine su historia, aunque lo hiciera con evidentes licencias respecto al original. Se originó en un sueño, cuando un joven se le acerca para decirle: Me llamo Jesús y yo maté a su papá.

Laura Mora fue distinguida como realizadora de dos series televisivas en las que compartía responsabilidad con Carlos Moreno. Sin embargo, su trabajo en esta película se aparta diametralmente del formato para la pequeña pantalla. Casi siempre con la cámara al hombro, busca conceder a su propuesta visos de realidad o docudrama, fomentada por la participación de actores sin experiencia, sacados de la calle, como es el caso de Natasha Jaramillo, el alter ego de la autora, y de Giovanny Rodríguez, un joven recién salido de la cárcel, que muestra una dulzura y una rudeza similares. Le odias y le quieres al mismo tiempo, casi como a su personaje.

La ficción transcurre en Medellín, el tercer protagonista del relato. Una ciudad donde la gente muere de forma violenta sin que se conozcan los motivos. Paula, una estudiante de Bellas Artes, que pretende ganarse un futuro como fotógrafa, regresa al mediodía junto a su padre –Camilo Escobar-, que conduce un automóvil. Cuando el varón desciende para abrir la puerta del garaje, es baleado dejando a su familia sumida en una conmoción mayúscula, muy acusada por lo que respecta a la muchacha.

En su declaración a la policía, la chica afirma haber visto el rostro del sicario, pero no puede identificarlo entre los retratos de sospechosos. Un par de meses después, se encuentra cara a cara con él. Se llama Jesús y forma parte de una banda de jóvenes que hacen excursiones en grupo con sus motos, bicicletas y autos. No tienen oficio ni trabajo. Cumplen órdenes y, por lo que se ve, tienen conexiones con miembros de la policía y diversos estratos sociales de la ciudad.

Paula prepara su particular venganza. Incluso pretende comprar una pistola mientras se introduce en la vida de Jesús. Éste le lleva a lugares de extraña belleza en los alrededores de una ciudad que no se distingue por su atractivo. Se recorren varios de sus barrios, los más peligrosos y otros que no lo son tanto. La historia se desarrolla en Navidades, pero Jesús no nace. Está predestinado a morir.

La cinta acapara diversos premios internacionales. Suma y sigue. El rodaje, dicen, fue complicado, y la película es intensa y desgarradora a veces. Su mayor problema es el acercamiento de los dos personajes centrales. Paula se encuentra por momentos como obnubilada, Jesús muestra su lado más tierno, pero también el más cruel. Hay un momento en el que parecen intimar demasiado en relación con los planes de la chica. Más tarde llega la hora de la venganza y aunque se puede manifestar de muy diversas maneras lo primero que se debe establecer es si cada cual está preparado para ello y hasta dónde puede llegar.

El asesinato de un padre duele, pero ¿hay que dejarse vencer por la violencia y permitir que ésta consuma tu vida? La propuesta de Laura Mora es directa, cruda y conmovedora. Tal vez le falte atrevimiento para que los personajes no dominen el núcleo ni lo circunstancial. Incluye tópicos, aunque intenta disimularlos, sin acudir a la parte más folclórica. En un país donde el fútbol es una arteria vital, no se olvida del Clásico Paisa o de la Montaña, el que disputan Atlético Nacional e Independiente de Medellín, conocido como El Poderoso.

El desenlace tiene lugar en el día que se disputa el derbi, con toda la ciudad aplicada en los prolegómenos del encuentro. La muerte acecha y no se sabe quién es el responsable ni el brazo ejecutor. Se conoce únicamente el agredido. Alguien disparará o manejará un arma blanca con la que dejará malherida a su víctima. Como ésta, tendrá una madre ferviente, unos hermanos a los que visitará de vez en cuando porque vive lo más lejos posible para no comprometerlos. En todo caso, otra familia rota por una violencia nunca justificado. Preludio de una nueva venganza.

From → Cine

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