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12 valientes (12 Strong) (**1/2)

2 May 2018

Guerrero o soldado

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, un grupo de soldados norteamericanos se aprestan a llevar a cabo una misión secreta en Afganistán. Se suponía que necesitarían seis meses para llevar a término el encargo, pero su líder, un militar sin experiencia en el campo de batalla, le había prometido a su esposa regresar en la mitad de tiempo.

Hay una estatua en la Zona Cero neoyorquina, allí donde un día se elevaron las Torres Gemelas. Es la de un militar a caballo situada frente al One World Trade Center. Rememora los hechos narrados en este film, que se mantuvieron en secreto durante casi una década y que, tras ser revelada ha dado paso a este largometraje típicamente americano dirigido por un danés, Nicolai Fuglsig y protagonizado por un australiano, Chris Hemsworth. Para justificar su contenido, se repasa una serie de acciones terroristas que desembocan en el atentado sufrido en Nueva York el tristemente célebre 11 de septiembre de 2001.

Mitch Nelson disfruta en su hogar, junto a su esposa, que también lo es en la vida real –Elsa Pataky-, y su hija. Como es un patriota, al ver como el primer avión se estrella en una de la Torres Gemelas, marcha decidido al cuartel general para entrar en acción al igual que otros soldados. Se presenta vestido de calle y ahora que ha sido ascendido a capitán, que se ha quedado sin hombres a quienes mandar y que tiene su nombre en un despacho, se muestra desolado.

Para sacarle del atolladero está su buen amigo Hal Spencer –Michael Shannon-, quien convence al teniente coronel Bowers –Bob Riggle- de la enormes condiciones de Nelson. Junto a otros personajes que se conocen desde hace tiempo por haber estado a sus órdenes, como Sam Diller –Michael Peña-, Ben Milo –Trevante Rhodes- y Sean Coffers –Geoff Stults-, ponen rumbo a Afganistán. Una vez allí, por ser los únicos voluntarios, y a pesar de su mínima experiencia en el campo de batalla, el coronel Mulholland –William Fichtner- les encarga una misión secreta denominada Task Force Dagger. Una intervención prácticamente suicida para la que Mitch Nelson deberá escoger a once hombres para que le acompañen.

En teoría, la operación para liberar uno de los reductos mejor defendidos de los talibanes, podría extenderse a dos años. Los mandos norteamericanos en Oriente Medio cifran en seis meses la misión  dirigida por el capitán Nelson, pero éste sostiene que regresarán en tres meses sanos y salvos, porque así se lo ha prometido a su esposa. Sobre el terreno, tendrá que unir sus esfuerzos con los de uno de los señores afganos de la guerra, el general Abdul Rashid Dostum –David Negahban-, perteneciente a la Alianza del Norte, quien llegó a vicepresidente de Afganistán después de haber luchado con sus hombres junto a los Boinas Verdes y a las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos.

Parecería una película más sobre el conflicto en Oriente Medio y la participación de los soldados dispuestos por el Gobierno de Washington. Su presencia en la zona se extendió durante más de dos décadas en lo que representa el mayor tiempo en una intervención de estas características. Un detalle la distingue y no es otro que los marines occidentales tuvieran que llevar a cabo su avance a lomos de caballos, para desesperación de Hal Spencer, o a pie. Las condiciones del terreno así lo requerían y tanto Nelson como sus hombres se convierten en una especie de modernos cowboys con armas de repetición que, aun así, eran muchos menos potentes que las del enemigo. Su ventaja era que contaban con un bombardero que, una vez concretada la posición, dejaba sus regalitos a los insurgentes. Para ello, debían acercarse demasiado, exponiendo sus vidas tanto al fuego de los talibanes como al suyo propio.

La puesta en escena resulta correcta. Hay imágenes bélicas que funcionan y el film cuenta con un reparto sólido, aunque muy poco aprovechado. A partir del libro escrito por Doug Stanton, el propio responsable coescribió el guion junto a Peter Craig, autor de las dos últimas entregas de Los juegos del hambre y Ted Tally, artífice de la adaptación de El silencio de los corderos. Sim embargo, el resultado queda por debajo de las expectativas. La descripción de los personajes es pobre o, cuando menos, demasiado elemental, y solo son auténticamente destacables las conversaciones entre el capitán Nelson y el general Dostum.

El afgano le explica a su aliado las diferencias entre ser un soldado y un guerrero, lo que inicialmente se aprecia con claridad. También el componente de la Alianza del Norte deja una frase capital que podría hacerse extensiva a cualquier conflicto bélico con participación exterior: No ganarás aquí. Serás un cobarde si te vas y un enemigo si te quedas. Definición que sería, a la postre, premonitoria pero que no afecta al desarrollo de la película, culminada con decoro pero sin alma. No emociona a pesar de sus férreas imágenes. No nos provoca otros sentimientos más allá de la degustación de un testimonio narrado con verismo y autenticidad.

From → Cine

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