Saltar al contenido

Algo celosa (Jalouse) (*1/2)

29 May 2018

Apechugar con las consecuencias.

Nathalie pasa de ser madre ejemplar y brillante profesora a una mujer tremendamente frustrada a causa de los celos.  Intenta hacer la vida imposible a su ex marido y su actual pareja, pretende romper la armonía en el matrimonio de su mejor amiga y, por si fuera poco, envenena de forma accidental a su hija.

En los últimos meses el cine francés parece especialmente aplicado en forzar las situaciones y llevar cualquier debilidad o el más mínimo pecado a su límite más extremo. En el caso de esta nueva propuesta de los hermanos David y Stéphane Foenkinos, se centra en los celos que atenazan a la protagonista, Nathalie Pécheux –Karin Viard-, quien pasa de ser una madre, amiga y compañera ejemplar a convertirse en un azote para quienes la rodean. Según su médico, la llegada de la menopausia puede haber sido el desencadenante de esa transformación, pero lo cierto es que no tiene término medio.

Nathalie ataca en todos los frentes, desde su ex marido a su propia hija, pasando por sus mejores amigos, una nueva compañera en el Instituto donde da clase de literatura francesa y los vecinos recién llegados. Todo arranca, como si de un mal sueño se tratara, en el cumpleaños de su hija Mathilde –Dara Tromboff-, que alcanza su mayoría de edad entre su pasión por el ballet y el amor que siente por su novio Félix –Corentin Fila-. Tras una copa de más, la resaca no muestra sus garras únicamente en el plano físico.

El primer paso es hacerle la vida imposible a su ex marido Jean Pierre –Thibault de Montalembert- y su nueva pareja, Isabelle –Marie-Julie Baup-. Acude a una agencia de viajes para anularles unas vacaciones en un destino exclusivo y paradisíaco. Se muestra especialmente arisca y desairada con una nueva compañera de trabajo, Mélanie –Anaïs Demoustier- por el simple hecho de ser más joven y venir con algunas ideas que intentan revitalizar el centro de estudios. El propio director deberá llamarla al orden.

En su casa y en la vida privada las cosas no van mejor. Su mejor amiga, Sophie –Anne Dorval-, la invita a una cena a cuatro en la que le presentará a Sébastien –Bruno Todeschini-, un buen amigo de su esposo  Thierry –Xavier de Guillebon-. Aunque la primera cita parece ir viento en popa, se las arregla para romper cualquier aproximación. El detonante es la excusa de que ha mirado con lascivia la figura de Mathilde. Además, intenta quebrar la armonía en el matrimonio de Sophie al contarle que la ha visto en actitud cariñosa con otra mujer. No soporta que alguien pueda ser más guapa. Más exitosa  o más joven que ella.

Lo más grave, sin embargo, es cuando por accidente, envenena a su hija en la víspera de un examen para el Ballet Nacional. Solo pretendía que durmiese más de la cuenta después de una discusión, pero un medicamento equivocado llevó a la chica al hospital. Como consecuencia, la joven no pudo presentarse a la cita y su madre fue dada de baja de forma temporal en su empleo mientras que los más allegados renegaban de ella.

Estas historias suelen ser divertidas inicialmente, pero a medida que transcurren el cansancio que incorporan va en aumento. No hay forma de salir de la espiral en que se meten los guionistas que, en este caso, son los mismos directores, que incluso tienen que plantear el más difícil todavía. Luego, hay que buscar una solución, algo que tampoco parece demasiado alcanzable sin provocar desfases, huir de las premisas marcadas hasta el momento, o presentar una enmienda a la totalidad.

Esta norma, casi convertida en ley, se cumple inexorablemente en este título. La historia se enrosca en sí misma y poco a poco va perdiendo fuerza hasta terminar debilitándose prácticamente por inanición. De nada valen los esfuerzos de Karin Viard, una actriz con nombre menos reluciente que algunas de sus compatriotas pero bastante más efectiva. Se desenvuelve muy bien en la comedia ha dejado de ser cuarentona con gran dignidad y una figura que todavía conserva su atractivo.

Lo malo es depender de un argumento que centra todos sus esfuerzos en mostrarnos las debilidades que provocan los celos, como anteriormente habíamos visto otras producciones en las que sus protagonistas eran tacaños o tenían alguno de esos trastornos obsesivos-compulsivos que tanto gustan a los guionistas para iniciar una propuesta que termina por caerse por sí sola cuando ya no pueden estirarla más. Insistimos en que el cine francés, principalmente, tropieza últimamente demasiado en esta piedra.

From → Cine

Deja un comentario

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.