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Los amores cobardes (*)

10 septiembre 2018

Segundas partes

Eva regresa a su localidad natal durante unas vacaciones de verano. Se reencuentra con su madre, su mejor amiga y el chico que fue su confidente incondicional hasta que un día se rompió el contacto sin más explicaciones. Una vuelta que implica verse cara a cara con sus orígenes y repasar de su adolescencia y sus miedos.

Nuevo ejemplo de una película financiada a través de crowdfunding y que significa el debut como directora de la hasta ahora guionista Carmen Blanco. Su propuesta se circunscribe a una pregunta clásica: ¿pueden un hombre y una mujer mantener una profunda amistad sin sentirse atraídos sexualmente? Paralelamente, plantea un regreso a los orígenes y el reencuentro con personajes que han sido importantes en su vida, lo que le obliga a repasar detalles de su adolescencia y su juventud. Fue recompensada con el Premio de la Crítica y el correspondiente a la mejor dirección en el Festival de Alicante.

Para Eva, el papel protagonista, Carmen Blanco se ha decidido por Blanca Parés, quien hasta ahora presentaba como bagaje cinematográfico una aparición en Julieta, de Pedro Almodóvar. Una actuación destacada pero que, con algunas deficiencias de sonido, su dicción, al igual que el resto del elenco, no resulta la más afortunada. El suyo es un personaje independiente, dotado de una aparente fortaleza. Decimos aparente, porque por momentos parece aflojar al reencontrarse con viejos conocidos.

De casta le viene le viene al gago, porque su madre Clara -Tusti de las Heras- vive su vida de manera bastante autónoma, aunque su dibujo se queda bastante en la anécdota y no goza de la profundidad requerida. Es ella, quien en un primer encuentro con su hija le pregunta si ha llamado a Rubén -Ignacio Montes-. Más tarde sabemos que era el mejor amigo de la protagonista, confidente y la persona más cercana antes de que se marchase a trabajar fuera. Un día, sin venir a cuento, no tuvo más noticias de él. Una herida que, según parece, todavía no ha cicatrizado.

A quien sí busca es a Gema -Anna Coll Miller-, compañera y amiga desde siempre. En principio, Eva parece estar poco integrada. Hace tiempo que se fue y su vida es otra. Trabaja como diseñadora gráfica y, aunque se encuentra de vacaciones, su jefa sigue encargándole trabajos porque el compañero que se quedó en la empresa se encuentra indispuesto. Poco a poco, va entrando en los círculos en los que en su día se sintió a gusto. Se cruza con Nicolás -David Mora-, un atractivo pintor, pero la irrupción por sorpresa de Rubén corta de raíz cualquier atisbo de aventura.

El chico quiere volver a su vida y Eva opta por darle una nueva oportunidad. Parece desconocer que segundas partes, salvo excepciones como las de El Padrino, nunca son buenas. Son los motivos por los que repasa su juventud y su pasado, pero también de una vuelta de tuerca sobre el asunto de la amistad entre dos personas que congenian y se aprecian pero que descartan el sexo. De todas formas, Rubén nos da a entender que estaría dispuesto a algo más que simples roces. Por su parte, la protagonista ofrece detalles de que su fortaleza, que le lleva a replantarse su trabajo, no lo es tanto cuando se encuentra al lado de antiguos personajes cercanos, aunque por momentos le fallen y se muestren más egoístas de lo que reclama una fuerte amistad.

Para su debut tras las cámaras, Carmen Blanco se ha decidido por un argumento sencillo cuyo guion no busca otras complejidades. Navega de forma bastante superficial por su historia, sin sumergirse en las cuestiones que plantea y con unos personajes bastante romos para lo que se podía esperar de ellos. Su propuesta visual es bastante ecléctica, sin una constante en la opción de colores, por lo que la fotografía de Jacobo Herrero no luce lo que debiera.

Tampoco se decide por alardes imaginativos. Filma con cierta rigurosidad, por lo que la película se muestra bastante lineal, sin altibajos llamativos. Aun así, se nos antoja que su labor está por encima de un montaje que, en algunos fragmentos, parece desorientado. Un detalle a favor es la música aportada por McEnroe, la banda formada en el País Vasco. El último unicornio es el tema principal y a nadie extrañaría que resulte finalista entre los candidatos al Goya.

From → Cine

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