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The Prodigy (1/2)

10 febrero 2019

Hijo poseído

Los padres de Miles están preocupados por el comportamiento de su hijo. Sus actos emiten evidentes señales contradictorias y ponen en peligro la estabilidad familiar. Su madre deberá tomar una decisión límite para recuperarle sin que por ello se vea afectado el amor que siente por el crío.

Lo primero que nos encontramos es este relato de terror es un susto. Una mano abre un picaporte y da la sensación de que su brazo está ensangrentado. Es una manga entre ocre y negro. Se trata de una mujer llamada Margaret St. James -Brittany Allen- con una mano cercenada, pero que no sangra, a punto de provocar un accidente cuando llega a la carretera desde el bosque. La acción transcurre en una casa aislada de Ohio y la policía da buena cuenta del hombre que la tenía cautiva y que sale de su casa con la mano de su víctima. Sus heridas se reproducen en las manchas de sangre en un bebé producto de un parto en Pensilvania. Títulos de crédito.

No hace falta ser muy hábil ni haber visto muchas películas para saber que ambos sucesos están relacionados. El asesino de nueve mujeres, Edward Scarka -Paul Fauteux-, y potencialmente de la décima que ha conseguido escapar, está presente en el cuerpo del neonato de alguna forma que ya se explicará. De momento, el niño crece con una inteligencia muy por encima de su edad y alcanza los ocho años bajo la atenta y cariñosa mirada de sus padres, Sarah -Taylor Schilling- y John -Peter Money-.

Es entonces cuando los acontecimientos extraños se multiplican. Desde la desaparición del perro y el accidente de una canguro -Oluniké Adeliyi- hasta monólogos en húngaro cuando el pequeño y solitario Miles está soñando. Tras atacar violentamente a un compañero de clase, Sarah lo deja en manos de un especialista en hipnosis, amigo de la familia. La secuencia con este personaje, Arthur Jacobosn -Colm Feroe- es una de las más sobrecogedoras, pero como muchas partes del filme resulta absolutamente increíble. La película está llena de imposibles, o de situaciones de difícil explicación, los personajes resultan huecos y los diálogos inocuos y hasta repetitivos en algunos momentos.

No dudamos que esta producción, especialmente recomendada en compañía de una buena dosis de palomitas y refrescos azucarados, tenga su público. Está diseñada para contentar a esa imponente legión de aficionados al cine de terror que disfrutan con propuestas de este tipo y a los que no les importa que se evoque a otras anteriores con bastante más enjundia. En este aspecto, véanse La profecía -The Omen– o El exorcista-. Les basta con una buena dosis de sustos, y aquí los hay, como también una música machacona por lo que respecta a la percusión de todo un especialista llamado Joseph Bishara. También podemos anotar una cierta zozobra en el espectador por los actos de este nuevo buen hijo.

Resultan extraños los defectos que acumula este largometraje debido a la participación en el mismo de auténticos expertos en el género como el guionista Jeff Buhler y el director Nicholas McCarthy. Este último ha cambiado las casas de pasado oscuro, como Home y El pacto, por una historia de posesiones más tendente al thriller que al gore. Su ritmo es bueno y la puesta en escena denota veteranía. Sin embargo, se deja llevar por un texto que parece hecho deprisa y corriendo, sin la más adecuada autoexigencia, y por unas situaciones previsibles a las que apenas aporta ingenio o novedad.

Y ello, a pesar de que el responsable del guion es el creador de la serie Nightflyers y el adaptador de las nuevas versiones de La escalera de Jacob y Cementerio de animales, a partir de la novela de Stephen King. Esperemos que tenga más acierto en ambas. El músico y el productor tampoco son ajenos al género, puesto que Tripp Vinson respaldó títulos como El exorcismo de Emily Rose y El rito-. En cuanto al protagonista principal, Miles está encarnado por Jackson Rober Scott, a quien los seguidores de este tipo de cine recordarán por haber sido el niño que metía la mano por una alcantarilla en It.

Lo más destacable es la buena utilización de los espacios que lleva a cabo McCarthy, aunque no puede evitar el sótano, la casa aislada y el bosque. Son escenarios recurrentes del género que, esta oportunidad, se ofrecen únicamente a pinceladas. Todo se sublima por ese niño poseído que abusa del amor materno y pone en jaque la unidad familiar y la estabilidad de quienes les rodean.

From → Cine

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