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Los Bando (*)

30 junio 2019

Talentos musicales

Cuatro jóvenes noruegos forman una banda de rock con la que deben participar en un concurso al otro lado del país. Cada uno de ellos tiene su propia historia y cada cual deberá superar una serie de barreras y dejar de pensar en solitario para adaptarse al grupo.

Con actores principiantes, a excepción del protagonista, el cineasta Christian Lo ha estructurado con cierto esmero una convencional comedia juvenil llena de tópicos. La banda sonora de Eirik Myhr, los bellos escenarios naturales que bordean los lagos, y la puesta en escena de su director componen los factores más significativos de una producción que, al menos en nuestro país, está condenada a un recorrido comercial bastante corto.

Los jóvenes Grim – Tage Johansen Hogness- y Aksel -Jakod Dyrud- tienen un grupo musical llamado Los Bando. El primero es un experto con la batería y su compañero se muestra como un virtuoso con la guitarra. Sin embargo, su entonación a la hora de cantar es horrible y si han sido seleccionados para competir en el concurso que tiene lugar al otro lado del país es porque Grim ha usado un programa informático para evitar los continuos desafinados de la voz principal. Un detalle que el animoso muchacho pasa por alto y que, a su vez, no está dispuesto a aceptarlo.

Intenta decirle a Aksel que hace falta su relevo como solista para tener ciertas garantías, pero el guitarra entiende que habría que incorporar a un bajista. De ahí que la pequeña de nueve años Thilda Berg Nilsen -Tiril Marie Hoistad Berger- se convierta en el tercer miembro. Su especialidad es el violonchelo, y sus amigas del colegio no la tienen en cuenta por su carácter independiente y por el género musical que practica.

A cambio de una pequeña cantidad de dinero, prácticamente los gastos, consiguen convencer a Martin Johnsen -Jonas Hoff Oftebro- de que los lleve a su destino en una autocaravana. Así, en un viaje de carácter iniciático en el que pugnan por llegar a tiempo a la competencia, cada uno de ellos irá asentando su personalidad y reencontrándose consigo mismo. Habrá persecuciones, pero nunca alocadas; también hay fugas y desencuentros, como cuando Grim se encuentra con su ídolo, un reputado batería que se muestra descortés y cortante.

El personaje principal es el único que encuentra respaldo en su familia y su mayor problema es que le cuesta decir las cosas a la cara. Aksel solo quiere cantar para que le vea la chica de sus sueños, quien hace caso a todos los chavales de su clase menos a él. Thilda se ha ido de casa para tocar con el grupo y ahora la buscan por todo el país. En cuanto a Martin, es el personaje más complejo. En su día rechazó una beca en el instituto de artes impulsado por Paul McCartney. A pesar de su magnífica voz, no quiso desairar a su padre, que ha invertido una importante cantidad de dinero para que se convierta en un buen piloto de rallies, al tiempo que piensa en él para continuar su negocio.

Los cuatro deberán afrontar esa iniciación que propone acudir al concurso. Tendrán que dejar de lado sus demonios personales para pensar en conjunto y dirimir, en todo momento, lo que es mejor para el grupo. Desde ese punto de vista el largometraje es efectivo. Una comedia blanca que se ve sin esfuerzo, pero que tampoco apasiona. Le falta intensidad y algunas gotas de dramatismo necesarias para que lo apartaran de una línea tendente a la monotonía.

El viaje se desarrolla durante poco más de hora y media con una bella factura formal y una historia que ofrece pocos alicientes. Domina la música, aunque sin empalagar, y el camino permite el lucimiento de las localizaciones. Un largometraje que no pasará a la historia, pero totalmente limpio que puede ser una alternativa para aquellos que quieran dejar de lado los dibujos infantiles y todavía no estén preparados para empresas mayores-

From → Cine

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