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Yesterday (**1/2)

8 julio 2019

Un mundo sin The Beatles

Un músico decepcionado porque sus canciones no llegan al gran público está a punto de abandonar. Tras un apagón de doce segundos el mundo entero se ha olvidado de The Beatles, pero él sí recuerda sus canciones. Al interpretar Yesterday todos piensan que es suya y se abre camino al éxito.

Un punto de partida que da mucho juego se alía con un guionista acreditado y un director de primera línea. Todo apuntaba a un largometraje que debería dejar huella, pero el conjunto gira de forma inesperada hacia una comedia romántica sin demasiado jugo. No hay buenos ni malos, únicamente las diferentes fases de autocomplacencia y remordimiento por la que pasa un impostor de altura. Las buenas ideas se diluyen en aras de un producto muy comercial que se olvida de la calidad casi a las primeras de cambio.

Jack Malik –Himesh Patel- quiere abrirse camino como cantante. Tiene una canción que reconocen sus más allegados, incluidos sus padres, que forman parte activa de sus fans. Si no fuera por su manager, Elle Apleton –Lily James-, no pasaría de cantar en su cuarto. Ella le consigue actuaciones, incluso en el festival de Suffolk, pero el desinterés es máximo entre la audiencia. Evidentemente, ella está enamorada de él desde tiempo atrás, aunque Jack la trata como un hermana sin ver más allá.

Desesperado, tira la toalla. De camino a casa se produce un apagón en todo el planeta que dura doce segundos. Se estampa contra un autobús y rompe su guitarra, si bien recibe otra por el día de su cumpleaños cuando abandona el hospital. Un instrumento tan atractivo merece una gran canción y se arranca con las notas de Yesterday. Nadie la reconoce y piensan que es una composición suya. En realidad, el mundo ha perdido a The Beatles. No hay rastro de ellos ni en los discos ni en Internet.

Las canciones del grupo de Liverpool le abren el camino al éxito. Primero aparece Gavirn –Alexander Arnold-, con quien lleva a cabo una grabación en su propia casa. Más tarde Ed Sheeran, interpretado por el propio guitarrista, cantante y compositor, para convertirse en la mayor apuesta de una multinacional. Emerge la figura de Debra Hammer –Kate McKinnon-, lo más parecido a la antagonista de la historia, pero también lo más lejano al malo de la película. Y el círculo se remata con Rocky –Joel Fry-, un tipo tan servicial como estrafalario y de pocas luces que está siempre al lado del personaje central para todo aquello que necesite.

El protagonista intenta recordar cuantas más canciones de The Beatles pueda y las va soltando sin establecer un calendario previo. Únicamente, por intereses comerciales cambia Hay Jude por Hey Dude –hola, colega-, siempre con el resquemor de que su felonía pueda ser descubierta. Pasa por alto cuestiones no tan nimias, como por ejemplo que se han olvidado otros grupos tan punteros como Oasis, pero aquí se trata de recordar a The Beatles y a su música para que ejerzan de reclamo en taquilla.

Después de Bohemian Rapsody y Rocketman esperábamos un musical que recuperara las mejores canciones de Jon Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Muy lejos de la realidad. Todo se reduce a una propuesta romántica que tampoco tiene demasiada enjundia, aderezada por un ramillete de canciones populares. Richard Curtis, responsable del remake de Mamma mía!, ha elegido el camino más facilón. Danny Boyle, director de filmes como Trainspotting o Slumdog Millonaire pretende demostrar que es un genio en cada secuencia. Consigue planos geniales, y hasta ofrece un nuevo giro a la visión del estadio de Wembley que teníamos reciente con la biografía de Freddie Mercury, pero no es capaz de emocionarnos.

Sin desperdiciar la historia de amor, se podrían haber tomado caminos muchos más atractivos. Desde el drama personal del protagonista hasta la ironía del enfrentamiento de la música de The Beatles con la de Rolling Stones.  Por eso sorprende todavía más cuando Jack Malik visita a un John Lennon –Robert Carlyle-, que ya tiene 78 años. Ese detalle sitúa la acción con posterioridad al 9 de octubre de 2018. Lástima que esa conversación tenga que ver más con la acción individual que con cuestiones musicales.

Una situación tan imposible que hubiese permitido otras muchas licencias. Sin embargo, solo importa el amor. Jack no tiene apenas tiempo para nada debido a su éxito, pero sin ensayos canta ante un público entregado en un estadio lleno, o presenta toda una coreografía con instrumentos de viento en su versión de All You Need Is Love. Significativo el título de la canción para lo que se muestra en la pantalla. Una propuesta que hubiera tenido un final mucho más intrigante y apetecible cuando Elle pregunta quién es Harry Potter.

From → Cine

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