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Que suene la música (Military Wives) (**1/2)

7 agosto 2020

Mientras dura la guerra

Un grupo de esposas de militares que están destacados en Afganistán deciden crear un coro musical para combatir la impaciencia y las horas muertas. Un vínculo poderoso comienza a surgir entre ellas y la música les ayudará a superar el miedo que experimentan por la suerte de sus maridos.

La esposa de un coronel entra en una base militar británica justo en la víspera de que encabece un grupo destinado por su país para combatir en Afganistán. Sufre su partida, como también lo hacen el resto de las mujeres, desde las que ya han experimentado ese vacío en otras ocasiones hasta la novata que se enfrenta por primera vez a este reto. Sabemos que tendremos que sufrir con las imágenes que veremos en la pantalla, pero la historia rápidamente se inclina hacia un melodrama contenido lleno de concesiones. Por eso, se puede reír tanto como llorar, y ese es el secreto del éxito de este largometraje.

Han pasado más de veinte años desde que Peter Cattaneo hiciese popular su nombre gracias a Full Monty, todo un éxito de público. Desde entonces ha registrado tres nuevas películas que disminuyeron su prestigio y ha tenido que refugiarse en serie televisivas poco trascendentes. Ahora tiene un nuevo vehículo a su disposición para reverdecer viejos laureles. Un grupo de personajes que se encuentran perdidos, al estilo de aquellos trabajadores de acero de Yorkshire, encuentran renovadas energías gracias a la música.

Los hechos que narran en su guion Rosanne Flynn y Rachel Tunnard están basados en sucesos reales, como se demuestra con las imágenes que aparecen en los títulos de crédito mientras suenan el We Are Family de Sister Sledge. Tampoco se oculta que esta historia fue el germen de una producción de la BBC de tres capítulos en la que el coro de las esposas de militares terminaba actuando en el Royal Albert Hall y colocando un single en las listas de éxitos del Reino Unido.

Los personajes son bastante rutinarios y se basan en los dos polos que representan Kate -Kristin Scott-Thomas- y Lisa -Sharon Horgan-. Aquella es la esposa del coronel, mujer estirada, con educación clásica y a la que le gusta estar siempre en su sitio. Tiene que lidiar con un colectivo que no conoce. Por mucho que insista en que en son todas iguales, ella presenta una jerarquía, al tiempo que Lisa, más relajada y cínica, está acostumbrada a ser la que dirija al resto de mujeres durante los períodos de ausencia de sus maridos.

Las actividades usuales y las que pretende inculcar Kate no funcionan. Ni el desayuno conjunto ni el grupo de costura. Alguien propone un coro y muy rápido se prende la llama. Las dos protagonistas tendrán que hacer concesiones. La esposa del coronal aboga por música culta y seguir los parámetros clásicos del solfeo Lisa está a favor de ser más autodidacta y de temas pop. Así formarán parte del repertorio canciones como Only You o Don’t You Want Me y, sobre todo, Time After Time, de Cyndi Lauper.

Ambas responsables cambiarán la opinión que cada una tiene de la otra y, como es lógico, terminarán siendo amigas, poniéndolo de relieve también en los malos momentos. Se registran altibajos en su relación, heridos en el frente y un instinto de superación colectiva que incluye a quien tiene condiciones y no desea involucrarse y su opuesta. Hay quien está curada de espanto en esas situaciones de soledad y la que afronta ese pasaje por primera vez. No se excluyen hijos más o menos díscolos.

Todo es predecible, y es precisamente ese detalle lo que fortalece la película. Aunque sus dos intérpretes principales podrían tener unos roles más comprometidos, ambas cumplen con creces sus personalidades que asemejan polos opuestos. Un valor que se suma al buen trabajo en la dirección de Cattano y a ciertos diálogos o sentencias del guion que le conceden una singularidad inesperada. Por ejemplo, Kate preparando el petate de su esposo Richard -Greg Wise- y diciéndole que está preparada para cumplir otros seis meses de madre soltera.

A veces cobra valor el silencio. Esa la respuesta que le dan a la primeriza Sarah -Amy James-Kelly- cuando pregunta a las demás como soportan ese vacío. Ninguna está contra la guerra porque saben que la guerra está casada con ellas. La música será quien las termine uniendo. Máxime, al darse cuenta de que una interpretación no es buena cuando es perfecta y sí cuando de verdad se siente. Momentos álgidos de una película que iba para intrascendente y que sirve para recuperar a un director y para demostrarnos que una idea gastada y previsible puede entretenernos durante casi dos horas y llevarnos del dolor al optimismo más desmedido.

From → Cine

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