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Formentor, el mar de las palabras (***1/2)

6 agosto 2020

El hotel de la cultura

El protagonista de este documental es un hotel. Construido hace noventa años, por sus instalaciones desfilaron mitos de Hollywood, premios Nobel de literatura y personalidades de la nobleza. Antes de que se acreditara el llamado turismo de calidad o exclusivo, ya lo había creado este establecimiento.

Con una fotografía de calidad contrastada se nos presenta un paisaje paradisíaco. Aguas turquesas y cristalinas, cuya uniformidad se ve interrumpida por lenguas de tierra con sus correspondientes promontorios de semblanza agreste sembrados de vegetación mediterránea. El cabo Formentor al fondo, con su inmensa belleza, y la playa del mismo nombre sobre el que se eleva un establecimiento exclusivo al que se apoda El Hotel de las Estrellas.

Lo construyó en 1929 un visionario humanista argentino llamado Adan Diehl. Desde entonces, se convirtió en un referente. Sobre él se han escrito libros, como Formentor, la utopía posible, rubricado por la académica Carme Riera, y ahora es el protagonista absoluto de un nuevo trabajo de José Luis López-Linares, un experto documentalista ganador de dos premios Goya. No parecía plausible, más allá de una acción publicitaria, que durante hora y media se crease un audiovisual sobre un negocio de este tipo.

Menudo reclamo. ¿Cuántos harían lo que fuese porque en el cartel de su película apareciesen nombres de la talla de Grace Kelly, Charles Chaplin, Audrey Hepburn, Jane Birkin y Sir Peter Ustinov? Tienen en común que todos ellos se han instalado en el Royal Hideaway Formentor, en cuyas habitaciones no hay platos de ducha También lo hicieron, entre otros, Lucía Bosé con sus hijos, Charles Chaplin que repitió con Oona O’Neill en varias ocasiones, Joan Fontaine, Cary Grant, Audrey Hepburn, Gary Cooper y Halle Berry. Gracias a ellos, el sobrenombre de este lugar es el adecuado. En él se puede disfrutar de instalaciones admirables que debemos descubrir en las imágenes, al margen de unos maravillosos jardines.

A la vista del trabajo de López-Linares, que llevó su cámara hasta Argentina para ultimar esta producción, nosotros preferimos hablar de Hotel de la Cultura. No en vano, Sir Winston Chrchill escribió en él uno de sus libros. También lo hizo Mario Vargas Llosa y por sus estancias pasearon escritores como Carlos Fuentes, Camilo José Cela, Annie Ernaux, Robert Graves y Carlos Barral. Personajes relacionados con la música clásica: el director de orquesta Gustavo Dudamel y la soprano Ainhoa Arteta. También podríamos citar a personajes tan influyentes como el Dalai Lama, representantes de la realeza, entre quienes se encuentra la Reina Doña Sofía, así como diversos jeques árabes y políticos. Por ejemplo, Adolfo Suárez, Mijail Gorbachov, Simon Peres y Yasser Arafat.

El autor se ha reunido con algunos de esos ilustres inquilinos y con imágenes de archivo ha reconstruido la historia de un hotel que marcó tendencia antes de la eclosión del turismo de calidad. Para entonces, Formentor ya conocía sus entresijos gracias a su maravilloso enclave y a sus ofertas diferenciadas. Sus dependencias constituyeron un punto de encuentro en lo relacionado con la cultura y la política. Por menos de mil euros diarios se puede reservar una habitación, pero no la suite 113, por la que pasaron las personalidades mencionadas y alguna más. Helmut Schmidt pronunció su discurso navideño desde este incomparable rincón balear después de que tuviera que modificar el grabado anteriormente a consecuencia de la invasión rusa de Afganistán.

Esa suite fue testigo de diversos caprichos de sus moradores. El Dalai Lama y sus monjes budistas no utilizaron la cama durante la semana que permanecieron en él. Durmieron en el suelo. Haile Selassie utilizó en todo momento la cubertería de oro de que dispone el hotel y como todos los quince mandatarios convocados a la Cumbre Europea no podían instalarse en la 113 el honor recayó en el veterano presidente griego Andreas Papandreu.

El lugar es único y la ubicación inigualable. Sin duda, uno de los grandes destinos del orbe. López Linares ha sabido sacarle un buen partido. Con su veteranía en el campo del documental ha logrado un trabajo atractivo que va más allá de la mera descripción. Con sus imágenes y las declaraciones obtenidas ha intentado capturar el alma del lugar, respondiendo a diversos porqués y rompiendo en cierto modo los esquemas de una exposición de estas características. Su fotografía es brillante, aún cuando escudriña cualquier rincón, y en los exteriores se aprovecha del esplendor de una zona paradisíaca. Un lugar que muda de la paz absoluta a olas que rompen a varios metros contra acantilados a trescientos metros de altura y que se encuentra con los aires de la tramontana tan notables en la parte más septentrional de la isla de Mallorca.

From → Cine

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