Josep (***1/2)

Más allá de la guerra

Una oleada de republicanos huye de Cataluña hacia Francia para evitar la dictadura. Cuando llegan al país vecino la mayoría fueron recluidos en campos de concentración donde eran vejados constantemente. Entre ellos, Josep Bartolí, sindicalista y artista gráfico, que trabó amistad con un gendarme.

Hay que distinguir en Josep la parte documental de la ficción. El francés Aurel ha llevado al celuloide la vida en el exilio de un sindicalista, pintor, escenógrafo y dibujante español llamado Josep Bartolí, cuya obra conoció a raíz de un libro de su sobrino que narraba los pormenores de los exiliados españoles en Francia a finales de la década de los años treinta del siglo pasado. Desde ese instante profundizó en su vida y en su obra, accediendo a Campos de concentración, ilustrado por Bartolí con textos de Narcís Molíns i Fábrega.

La propuesta es un largometraje de animación que se alzó con un éxito incontestable en Francia y fue nominado en ese apartado al mejor film europeo. En el arranque, encontramos a Josep en su lecho de muerte. Queda a recaudo de su nieto y a raíz de uno de sus dibujos comienza a relatar la epopeya del casi medio millón de españoles que en febrero de 1939 pasaron de Cataluña a Francia para huir de la dictadura.

En el país vecino los republicanos exiliados no fueron tratados con deferencia. Todo lo contrario. La mayoría de ellos quedaron hacinados en campos de concentración improvisados en las playas del Rosellón. El guion de Jean-Louis Milesi, basándose en las memorias de los propios protagonistas, apunta a insultos constantes e incluso a orines sobre los que llamaban españoles de mierda.

Al igual que en lo referente a las ilustraciones, Aurel propone un relato escueto en el que va introduciendo paulatinamente los dibujos de Bartolí. Basta con esbozos para comprender el horror más allá de la guerra. Son suficientes dos gendarmes para respaldar las vejaciones, aunque un tercero, un novato, se apiada de los maltratos y llega a convertirse en buen amigo del protagonista. Los tiradores senegaleses, al servicio de París, tampoco salían mejor librados por los vigilantes, tal y como puede comprobarse en la película

El del guardia, que conserva la amistad al otro lado del Atlántico es un elemento de ficción que contrasta con la muerte de Helios, un paisano de Josep, o el republicano de una sola pierna. Sus vicisitudes aparecen en la obra de Josep que, finalmente, tras huir del sur de Francia, consigue viajar a México donde trabará amistad con Frida Kahlo, llegando a ser su amante. Cuando aparece en pantalla la casa azul, los trazos prácticamente lineales en blanco y negro resultan absorbidos por el color. Nos muestra un momento más optimista para Josep quien, más adelante, se codearía con los más cualificados representantes del expresionismo abstracto norteamericano.

Atrás quedan pasajes dolorosos, algunos de ellos especialmente crueles, que no han gozado de mucha popularidad. La memoria histórica cuenta ahora con ellos gracias a esta propuesta que ensalza la figura de un artista que puede revitalizarse merced a esta película. El aspecto documental es el más valioso. Aunque sea esquemático, comprendemos perfectamente las vicisitudes de los españoles en Francia cuando la Guerra Civil entraba en su fase final y se avecinaba la Segunda Guerra Mundial.

Los pasajes en los que se introducen aspectos colaterales disminuyen el interés del conjunto. Presumiblemente, debido a que el resto tiene una fuerte colosal. De todas formas, es una obra muy a tener en cuenta, tanto por su aspecto formal como por los detalles que descubre.

Estrenada directamente en Filmin es una coproducción hispanofrancesa. En su versión original, Sergi López se encarga de poner la voz a Josep Bartolí y Xavier Serrano a la de Helios. Aunque el francés es el idioma predominante, también se escuchan frases en español y en catalán. La música corre a cargo de la cantante y compositora Silvia Pérez-Cruz, y su trabajo está a la altura del conjunto.