Cosmética del enemigo (A Perfect Enemy) (**1/2)

Demonios interiores

Jeremiasz Angust es un arquitecto de éxito que dirigiéndose al aeropuerto de París pierde su vuelo a causa de una misteriosa joven, Texel Textor, que lo aborda de repente. Los dos personajes iniciarán una conversación que irá enrareciéndose hasta convertirse en algo siniestro y criminal.

La adaptación de la novela Cosmétique de l’ennemi de Amélie Nothomb por parte del barcelonés Kike Maíllo es un relato tan libre como turbio que desemboca en un thriller psicológico. El cineasta, experto en videos musicales, da una vuelta de tuerca al texto de la autora belga nacida en Kobe, Japón. Las primeras diferencias, y también más significativas, es que se trata de una mujer y no de un hombre quien asalta al personaje central. Lo hace en París, y no Tokio, como deferencia a la aportación francesa en la producción.

El protagonista de Cold War, el polaco Tomasz Kot encarna a Jeremiasz Angust, un exitoso arquitecto que acaba de presentar su último libro en París de la mano de su editor -Dominique Pinon-. La jornada es lluviosa, ha de coger un vuelo a Varsovia y va con el tiempo justo. En un atasco una joven le pide ayuda para llegar al aeropuerto, ya que le resulta imposible tomar un taxi. Se trata de una holandesa llamada Texel Textor -Athena Strates- que no para de hablar y de hacer preguntas a su benefactor circunstancial.

Ambos pierden el vuelo y se reencuentran en la sala VIP de la terminal que, no hace mucho tiempo, fue reformada por Angust. De esta forma, se dan cita en el aeródromo parisino una muchacha de los Países Bajos y un polaco que se entienden en inglés. El hombre se muestra reacio a mantener una conversación, pero ella le intriga cuando comienza a relatar su vida. Se divide en tres partes. La primera es repugnante, la segunda resulta terrorífica y la tercera es una historia de amor.

Las dos primeras resultan las más atractivas. Paulatinamente desencadenan en el arquitecto sus miedos y los fantasmas del pasado. Con respecto a la novela se elude una violación, aunque se recupera un personaje que, parco en palabras, es la clave para entender una propuesta llena de flashbacks, que va dejando trampas por el camino, pero que es atractiva de cara al espectador. Aunque el último tercio es más flojo, el hecho de que se expliquen casi de un plumazo todos los puntos oscuros del guion le proporciona mayor eficiencia.

Es conveniente no desvelar más detalles de la trama para que la sorpresa tenga mayor valor. Únicamente, mencionaremos el personaje de Isabella, interpretado por la española Marta Nieto, a quien es mejor escucharla en el original y no en la versión doblada, bastante más aséptica y fría. Su asesinato es el núcleo central de una historia que afecta a dos desconocidos quienes, finalmente, tienen más en común de lo que parece al principio.

En algunos pasajes la película juega con cartas marcadas, como la aparición de Texel en la sala exclusiva del aeropuerto. Hay situaciones que dan que pensar y que únicamente pueden explicarse al final. Por ejemplo, cuando August pide bajarse del avión que ya había cerrado sus puertas y se disponía a despegar. Tampoco ayuda demasiado una puesta en escena con reminiscencias de Polanski y De Palma, que incluye ciertos injertos que no consiguen acercarse a los de El resplandor.

La actuación en líneas generales es convincente. Tomasz Kot repite su hieratismo habitual, aunque se le exige cada vez más conforme avanza la historia sin que por ello pierda los papeles en ningún momento. De todas formas, es más convincente el trabajo de la sudafricana Athena States. Su rol es cargante desde el principio, pero se debe de reconocer su buen trabajo en un largometraje presentado en su día en el Festival de Sitges y que a causa de la COVID 19 ha cambiado su estreno en salas comercial por la plataforma Filmin. La presencia de Dominique Pinon es poco menos que testimonial.