Nadie (Nobody) (***)

Un tipo desconcertante

Hutch Mansell es un hombre de familia corriente. Una noche unos ladrones entran a su casa y él renuncia a defenderse para evitar complicaciones. Esto decepciona a su hijo Blake  y a su mujer Becca que empiezan a distanciarse de él. Una situación que le reconcome por dentro y hace que salga a la luz su lado más oscuro.

Cuando te encuentras con una película de acción lo primero que haces es reconocer al héroe. Hutch Mansell –Bob Oderkink– no lo es. Al menos, no en la forma convencional. ¿O sí? Como el personaje de Arnold Schwarzenegger en Mentiras arriesgadas es lo que no se espera, aunque en este caso resulta más evidente todavía. Un tipo gris, con una vida monótona, que busca únicamente la felicidad de su familia.

Puede que la culpa de que esta película funcione la tenga el guionista Derek Kolstad, o tal vez sea mérito atribuible únicamente al cineasta ruso Ilya Naishuller. Probablemente, se deba a ambos. El caso es que la cinta no da tregua. El tiempo pasa volando y aunque la historia no es novedosa, y más bien podría decirse que se trata de un refrito de varias propuestas, entretiene de forma admirable. Realmente, cuando se copia de una sola fuente, es un plagio. Cuando se hace de muchas, es una antología.

Comienza con un montaje vertiginoso del rutinario día a día de su protagonista, que trabaja como contable en la empresa de su suegro –Michael Ironside-, aunque es su cuñado –Billy MacLellan– quien lleva la voz cantante. No se recrea el film con ellos. Tampoco hace falta. Sirve para que veamos el intento de buen rollo familiar que intenta llevar a cabo el protagonista. Se tuerce cuando dos atracadores de poca monta entran en su domicilio con nocturnidad y alevosía.

Hutch podría deshacerse de ellos con un palo de golf, pero les deja marchar con unos pocos dólares y unas baratijas. Eso provoca el distanciamiento con su hijo Blake –Gage Munroe- y con su esposa Becca –Connie Nielsen-. Sólo cuando la pequeña Abby –Paisley Cadorath- echa en falta una pulsera de ínfimo valor, su padre se decide a recuperarlas Durante sus pesquisas exhibe una carné caducado del FBI propiedad de su padre –Christopher Lloyd-, internado en una institución para mayores. Ante un problema demuestra que su carácter apocado esconde un tipo duro.

De regreso, tras haberse enfrentado con los atracadores, cuatro jóvenes irrumpen en el autobús. Sus intenciones son delictivas y Hutch no tiene problemas en enfrentarse a ellos. Se lleva unos buenos golpes, aunque peor quedaron los otros. Especialmente uno al que le practicó una traqueotomía casera que no sirvió para salvarle la vida. Curiosamente, era el hermano pequeño de Yulian –Aleksey Serebryakov-, un mafioso ruso que tiene contratado a todo un ejército de matones.

Flota en el ambiente cualquier personaje de los interpretados por Liam Neeson en los últimos tiempos. No solamente él, porque la historia del cine está plagada de tipos normales que sacan a relucir todas sus posibilidades cuando está en juego la vida de su familia. En este caso, no es un médico, un periodista o un abogado. Solo es un contable que, según parece, estuvo en segunda línea como auditor de las fuerzas armadas.

Las peleas y los enfrentamientos son de primer orden. No en vano está por detrás el equipo que elevó a los altares la trilogía de John Wick. Ahora se abre la posibilidad de que este Nadie pueda tener sus secuelas. La película es tan sorprende como la actuación de Bob Oderkink, ya que a ninguna de las partes se las esperaba y han superado con creces cualquier expectativa, combinando la acción con el thriller e incluso el humor.

Pero, ¿quién es este personaje protagonista? Se comunica por radio con Harry –RZA-, tan enigmático como él. Al mismo tiempo, su padre necesita una acción de la que no disfruta en el asilo y cuando se busca el nombre del protagonista en los archivos solo existe el mutismo. Personajes protagonizados por Harrison Ford, Bruce Willis, e incluso Solo en casa son antecedentes de esta producción. Tiene un poco de todo, es perfectamente prescindible, pero hay muy pocas oportunidades mejores de pasar hora y media entretenida.