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Karen (**)

6 junio 2021
Karen

Una cierta relación

Un retrato íntimo de los últimos tiempos en África de la danesa Karen Blixen, escritora que firmaba como Isak Dinesen. En especial, se narra la particular relación con su criado somalí Farah Aden. Una extraña amistad en la que diferencias que parecen insalvables se diluyen ante un entendimiento ancestral.

Es muy difícil hablar de Karen Blixen y no recordar algún pasaje de Memorias de África, o la excelente partitura de John Barry. La extremeña María Pérez Sanz sustituye el escenario lógico del Serengueti por su tierra natal, al borde la frontera portuguesa. Los elefantes, los leones y las cebras dan paso a las gallinas y a los toros de la dehesa. Hay encinas en lugar de baobabs. Deberíamos de haber criado vacas en lugar de café, se queja el personaje central a su fiel criado Farah Aden -Alito Rodgers-. El espectador tendrá que despojarse de los prejuicios.

Con la extraña duración de sesenta y cinco minutos, Pérez Sanz construye un relato íntimo. Su única incursión en el largometraje hasta el momento fue a gracias a un documental, y hay mucho del género en esta propuesta. Conserva las siluetas de Karen Blixen, conocida en su faceta de escritora como Isak Dinesen. El vestuario, sombreros incluidos, parecen resurgir del film de Sydney Pollack. Incluso su cartel anunciador, lo más subyugante junto al trabajo de la directora con la cámara y a la fotografía de Ion de Sosa.

Recurre únicamente a pasajes cotidianos. Karen come, pasea junto a Farah, y solo en una ocasión lleva a cabo tareas relacionadas con la granja. En un corto pasaje escribe a máquina. La misma que se conserva en la que fue su casa en Kenia y que es visitada actualmente por centenares de turistas y curiosos. Lo que se cuenta es banal. Podríamos decir que insulso. La fuerza principal reside en las imágenes y en la extraña relación de la protagonista con su criado.

En la única secuencia en la que aparece un tercer personaje, Amelia -Isabelle Stofffel- su amiga Karen habla también de esa simbiosis. Un entendimiento que trasciende el tiempo y el estatus. Son dos en uno, aun con sus diferencias religiosas. Farah da las gracias a Alá, mientras ella resulta más pragmática. Realmente, lo que se narra, incluidas las pagas a los trabajadores ni es sustancial ni resulta interesante. Hay que valorar sus planos largos muy por encima de algunos insertos que, además de ser breves, ayudan muy poco a enriquecer la historia.

Capítulo aparte merece su protagonista, Christina Rosenvinge, con sangre danesa en sus venas, como la propia Karen. En la distancia, recuerda a actrices clásicas, u otras más actuales como Nicole Kidman. Su evidente fotogenia acaricia las imágenes por mucho que su interpretación se encuentre en las antípodas de un Goya. Hay que valorar su figura y el amor que destila hacia su personaje. También las dos canciones escritas para el film por esa cantautora de pop/rock e indie.

From → Cine

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