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¿Qué vemos cuando miramos al cielo? (Ras vkhedavt, rodesac cas vukurebt? – What Do We See When We Look at the Sky?) (***)

4 enero 2022
¿Qué vemos cuándo miramos al cielo

Una joven pareja decide citarse en un bar de la capital histórica de Georgia tras coincidir diversas veces por la calle. Pero, como en un cuento de hadas, el día del encuentro ambos han trasmutado su apariencia y son incapaces de reconocerse.

Es difícil entender que una historia de amor que regatea lo épico se extienda durante dos horas y media. Alexandre Koberidze lo ha conseguido con su segundo largometraje, que combina lo fantástico con lo costumbrista y lo romántico. Gracias a ello se alzó con el Premio Internacional de la Crítica en la Berlinale, el de Mejor Fotografía en Sevilla, el del guion en Chicago, y con la distinción especial del jurado en el Festival de Mar de Plata.

La película bien pudiera ser calificada de inclasificable pero, a cambio, su responsable muestra una infinita pasión por el cine. Es una producción a la que tienes que ir convenientemente preparado para disfrutarla. Se mastica sin prisa, entreteniéndote en cada fotograma. En manos de un cineasta más acelerado, con hora y media bastaría para narrarla. Koberidze busca complacer a los sentidos más que referirse a los sentimientos. Kutaisi, la histórica capital georgiana hasta que el país fue absorbido por el imperio ruso, es también protagonista.

Vemos sus calles, sus edificios, que parecen anclados en el tiempo y, sobre todo, nos hacemos eco de sus muchos jardines y la majestuosidad de sus árboles. Y el río Rioni, que arrastra ruidoso los excedentes del deshielo de las colinas de Imereti. Por la noche, la iluminación es tenue y los faros de algún automóvil ocasional destacan en su fisonomía quieta y pacífica. El autor se entretiene en ello, al tiempo que ofrece pinceladas ecologistas y disfruta con los perros, el fútbol, los helados y la música, respaldada por el soundtrack de Giorgi Koberidze.

En un cruce de cuatro calles, a la puerta de un colegio, se encuentran, más que se conocen, Lisa y Giorgi. Los alumnos, de diferentes edades, son como los de cualquier otra ciudad. A los pequeños les acompañan sus familiares mientras que los mayores tienen otros entretenimientos además de los teléfonos móviles. Ellos dos son personajes anónimos que chocan durante unos días prácticamente a la misma hora. Ni siquiera vemos sus rostros. Llega el momento de presentarse y fijar una cita para el día siguiente.

Aquella noche sucede algo muy especial. Una maldición que cambia los rostros de quienes ya están rendidamente enamorados. Lisa, que estudia medicina ya no puede asimilar un solo músculo del cuerpo humano y olvida lo aprendido. Giorgi, el delantero dentro del equipo de fútbol, tampoco es capaz de acertar con la dirección del balón justo en los días precedentes al Mundial en el que apoya a Argentina y Messi es el ídolo de los jóvenes. La acción se desarrolla en una época indeterminada a pesar de estas citas.

Prácticamente hora y media tardan en volver a encontrarse, y son incapaces de reconocerse mientras una voz en off nos ha puesto en antecedentes y explica la maldición. Ambos encuentran trabajo en lugares próximos. Tanto, que terminan compartiendo una merienda y son reclamados por un equipo cinematográfico que lleva a cabo un documental sobre parejas. Aunque ellos no lo sean, acceden a participar para que la directora termine su trabajo.

La pasión por el séptimo arte se nota en cada secuencia. Koberidze es tan perfeccionista en sus planos como en el desarrollo de una historia que adorna sin metáforas, eufemismos o elipsis. Cuenta hasta el más pequeño detalle sin importarle que algunos o muchos de ellos sean superfluos. El suyo no es un cocinado a fuego lento. Más bien, se mastica con parsimonia, degustando cada secuencia. Algunas de ellas, incluso con deleite.

From → Cine

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