El triunfo (Un triomphe) (***)

Étienne es un entrañable actor que dirige un taller de teatro en un centro penitenciario. Allí́ reúne a un grupo insólito de internos para representar ‘Esperando a Godot’. Cuando consigue la autorización para realizar una gira fuera de la cárcel con su pintoresca troupe de actores, se le presenta finalmente la ocasión de prosperar.

La premiada como Mejor Comedia del Cine Europeo se basa en las vivencias de Jan Jönson. Fue el responsable de la puesta en escena de Esperando a Godot, el texto de Samuel Beckett representado por internos de la prisión sueca de Kumla. Se fugaron antes de representarlo en el Teatro Real de Gotemburgo y después de una gira triunfal. Las explicaciones del director, convertidas en un monólogo en el que narraba con apasionamiento la historia se convirtieron en un éxito inesperado que posibilitó un espectáculo titulado Momentos de realidad.

Tomando ese hecho como punto de partida, el francés Emmanuel Courcol ha elaborado una historia optimista en la que prima la constancia y diversas reflexiones sobre la libertad. La obra teatral se integra en los sentimientos de los presos. Godot es una esperanza. Una ilusión que entronca con su ansia por terminar su condena. De la misma forma, su carismático director amplía sus horizontes con metáforas sociales a partir del propio texto. El propio Samuel Beckett, tras la fuga, manifestó que Era lo mejor que podía pasarle a mi obra.

El papel de Jönson es ocupado por Étienne Carboni -Kad Merad-. Incorpora a un actor de Lyon que lleva tres años sin subirse a un escenario. Por medio de un amigo, Stéphane -Laurent Stocker-, acude a una prisión en las afueras de París con el objeto de dirigir un grupo de teatro. Solo son cinco los reclusos que se presentan y decide que Esperando a Godot puede ser el punto de partida. A lo largo de seis meses les prepara para el estreno y solicita a Stéphane que sea en el teatro que está bajo su responsabilidad.

No todo es tan fácil como parece. Primero, está la traba de convertirlos en verdaderos actores. Mientras van ganando en intención, Étienne ha de lidiar con el sistema. La directora del centro, Ariane -Marina Hands- va cediendo paulatinamente a sus necesidades, pero los funcionarios de prisiones constituyen un mundo aparte y obligan a que se cumplan sus reglas. Además, la jueza no es ferviente seguidora del teatro y tampoco está por la labor de que los internos salgan al exterior para representar la obra.

Aun así, el director escénico consigue su propósito y el éxito es tal que se abre la posibilidad de una gira. El tono optimista que preside la película continúa, a la vez que la vertiente cómica mantiene el pulso. A Étienne no le importa el pasado de tan insólitos actores. Incluso, que uno de ellos apena sepa leer. Sí le preocupa que sientan el teatro y se integren a él las veinticuatro horas del día. Cada uno tienes sus aspiraciones. Hay quien desea ver a su hijo, otro sentirse cerca de su esposa… Siempre con el denominador común de una posible fuga.

El resultado es un film que se ve con complacencia y que, por momentos, llega a deleitar. Courcol dota de un ritmo adecuado a su puesta en escena y combina perfectamente los ensayos o las representaciones con un sentido de grupo que se asienta en interpretaciones muy creíbles. Tampoco es ajenos a los problemas personales de su protagonista. El final llega en alto cuando se preveía un drama de consecuencias impensables. El conjunto rebosa cariño, amén de una mirada amable que no se deja vencer en ningún momento.