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Capitán Kóblic (***)

16 junio 2016

Un oficial de la armada argentina ha decidido aislarse en una pequeña localidad después de haber cometido un acto de indisciplina durante un servicio militar. El jefe de la policía local comienza a desconfiar de él y sigue su pista hasta conocer su verdadera identidad, lo que conlleva un enfrentamiento ineludible.

Esta coproducción hispano argentina presenta por primera vez en la pantalla la realidad de los llamados vuelos de la muerte. Ocurrieron durante la dictadura qué asoló el país suramericano entre 1976 y 1983. Los enemigos del régimen eran embarcados en un avión militar y lanzados al vacío sobre el océano Atlántico. Uno de esos vuelos tenía como piloto al capitán Tomás Kóblic –Ricardo Darín- quien, según esta historia ficticia, se negó a abrir la compuerta trasera y, temiendo las consiguientes represalias, decidió huir junto a su esposa hasta una pequeña localidad de la zona rural de Buenos Aires.

En Colonia San Elena le emplea como piloto para fumigaciones un antiguo amigo de su padre, y Kóblic no tarda en pedirle a su mujer que regrese a la capital, que se entregue y no confíe en nadie, ni en sus mejores amigos. Un triste final, dice ella. Durante su estancia en una localización perdida y aparentemente alejada de la mano de Dios, el protagonista conoce a  Nanxy –Inma Cuesta-, sobrina de un hombre que posee una estación de servicio y un pequeño supermercado con el que vive amancebada a la fuerza. También al comisario Velarde –Óscar Martínez-, un corrupto y desagradable policía dispuesto a investigar lo que se esconde detrás del misterioso recién llegado.

El cineasta Sebastián Borensztein, después de rodar Un cuento chino, con el propio Darín, parecía tener un hueco reservado en el mundo de la comedia, pero ha regresado al thriller, como cuando rodó en México Sin memoria. Ante todo, la historia del Capitán Kóblic es una propuesta de intriga, alimentada con elementos de western e, incluso de drama rural costumbrista. El guionista y director del film presenta una historia principal que resuelve con eficiencia, aunque deja algunas huellas evidentes, al tiempo que resta importancia a las colaterales, alguna de las cuales merecía un mayor énfasis.

Se apoya, desde luego, en una interpretación de altura. Aunque Ricardo Darín hace de Ricardo Darín, por lo que no defrauda, la parte del león se la lleva Óscar Martínez, al que recordamos como el magistrado padre de Paulina La patota-. Con peluca, dientes postizos y una fisonomía alejada de la suya más tradicional, compone un comisario Velarde para el recuerdo. No es vano, ganó el premio de interpretación masculina en el último Festival de Málaga, al que la película sumo también el galardón de mejor fotografía. Rodrigo Pulpeiro trabajó con tonos fríos, especialmente en la secuencia del vuelo de la muerte, pero sus tonos más cálidos del aeródromo local y sus campos aledaños remarcan su excelente trabajo, acompañado de una partitura acertada de Juan Federico Jusid.

El propio Velarde es el que obliga a la historia a acercarse al western. Muchos considerarán a Kóblic como un renegado; otros pensarían que desea estar en paz con su conciencia y por eso decide colgar su uniforme militar a pocos meses del retiro. En todo caso, no busca revancha, pero se ve obligado a imediar para impartir justicia. Su acercamiento a Nancy, que permite a Inma Cuesta mostrar un acertado acento local, involucra a más personas. No sólo al tío de ella, sino a un joven empleado en el aeródromo cuyo personaje y el actor que lo interpreta, Marcos Cartoy Díaz, van ganando importancia según pasan los minutos.

Lo que ocurre alrededor de la línea principal sirve para justificar ésta, pero algunas propuestas están mejor servidas que otras. La historia de amor desencadena el inevitable duelo entre Kóblic y Velarde, pero su inicio está prendido por alfileres. Máxime, cuando el capitán se desembaraza de su esposa a las primeras de cambio. Las secuencias del vuelo de la muerte, que atormentan al protagonista y significan una cruz de la que no puede desprenderse, resultan menos dramáticas de lo esperado, aun a pesar de la crudeza que suponen. Tampoco se desarrolla la línea de corrupción del comisario con las autoridades. Por eso, el film es más eficiente que conseguido. Funciona pero se podría esperar más, porque se queda en una historia simple contada con acierto, estupendamente interpretada y con unos elementos técnicos bien conseguidos.

From → Cine

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