Gru 3. Mi villano favorito (Despicable Me 3) (**)

Balthazar Pratt fue un niño estrella de la televisión, encantado con sus planes malévolos. Ahora, ya crecidito, quiere ser un chico malo y se hace con el diamante más grande del Mundo. Gru y su esposa Lucy intentarán reivindicarse como buenos agentes de la Liga Anti Villanos abortando los planes de quien se muestra como su peor enemigo hasta la fecha.

Los seguidores de Gru y de sus inseparables Minions están de enhorabuena con esta tercera entrega de las aventuras de un villano recalificado en el capítulo anterior. Ahora deberá enfrentarse a Balthazar Pratt, un malvado personaje que recupera sus argumentos de antaño, cuando era un ídolo televisivo. Se hace notar a los acordes del Bad de Michael Jackson, de una vestimenta al uso, y de los más célebres pasos de baile del autor de Thriller.

Balthazar roba el diamante más grande del Mundo, y pese a que Gru intenta impedirlo, su oponente se sale con la suya, lo que determina que el protagonista y su esposa Lucy sean despedidos de la AVL (Liga Anti-Villanos) por su nueva directora, Valerie Da Vinci, quien ha sustituido a Silas Ramsbotton. Naturalmente, la familia del personaje central no tiene otro propósito que reivindicarse mientras que la mayoría de los Minions deciden abandonarlos porque ya no están dispuestos a hacer el mal. Buscan su propio camino, e incluso llegan a ser protagonistas de un talent show.

La situación es desesperada cuando aparece en escena Dru, el hermano gemelo de nuestro villano favorito. Sus padres habían tenido dos mellizos, y cada uno de sus progenitores se quedó con uno de ellos. En el caso del padre, que también se convirtió en un acreditado fuera de ley, dejó a su hijo una herencia millonaria gracias a la cría de cerdos y una buena colección de juguetitos bélicos que harían palidecer al mismísimo Bruce Wayne. Dru quiere que su hermano regrese al lado oscuro, pero también es feliz echándole una mano en su intento de derrotar a Balthazar y recuperar el diamante.

Pierr Coffin y Kyle Balda articulan una historia en tres partes que se desarrollan de manera simultánea a golpes de éxitos musicales ochenteros que aportan frescura a una puesta en escena efectista y llena de colorido. Muestra igualmente algunos pasajes destacables, como la aventura en un coche supersónico de los dos gemelos. Sin embargo, la propuesta arece agotarse. Funciona por inercia y porque las bases son sólidas, aunque se debe indagar en sorpresas más llamativas si se quiere seguir adelante con esta saga y no caer en la más completa rutina.

La aventura de los dos gemelos es la principal, pero también la menos apetitosa por las escasas novedades que plantea. Los Minions quedan reservados a un papel poco relevante, por lo que los seguidores a ultranza de estos personajes tendrán que esperar a 2020, cuando está previsto el estreno de la segunda parte de sus aventuras. El tercer puntal del film es la actividad de Lucy con tres hijas, la seria y comprometida Margo, la mediana Edith, y la pequeña Agnes, que sueña con encontrarse cara a cara con un unicornio y que se convierta en su compañero para siempre.

Los personajes y la aventura contentarán a su legión de fans, pero se encuentran demasiados elementos rutinarios en la propuesta. Aun así, la película funciona gracias a su dinamismo y a ciertos detalles novedosos, como la morada de Balthazar rematada por un gigantesco Cubo de Rubik. Los chavales pasarán un rato entretenido y sus padres no podrán quejarse. Suficiente para estos calores del estío.