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Su mejor historia (Their Finest) (***)

13 julio 2017

Una productora cinematográfica recibe el encargo oficial de filmar una película que levante la moral de los británicos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Londres era constantemente bombardeada por las tropas de Hitler. En medio de las discusiones se contrata a una mujer para que aporte el toque femenino a los personajes y sus diálogos.

De nuevo la filmografía británica recurre a la Segunda Guerra Mundial, un tema del que veremos más producciones este año, para obsequiarnos con una producción impecable y una película que, en su conjunto, resulta más efectista y agradable de lo que alberga su contenido. A partir de una novela escrita por Lissa Evans, publicada en 2009, Lone Scherfig demuestra su buen hacer tras las cámaras con una comedia romántica que revista con talento. Aunque no supera su obra cumbre hasta el momento, An Education, lanzada el mismo año que la novela de Evans, sí que demuestra una sensibilidad especial para el género y para sacarle el partido necesario a sus actores.

Durante el bombardeo constante de Alemania a la ciudad de Londres, las autoridades británicas se plantean utilizar el cine como un elemento propagandístico. Para ello, no dudan en intercalar noticiarios entre las proyecciones, pero necesitan asegurarse films que reúnan dos facetas que consideran imprescindibles: realidad y optimismo. Hasta ahora no lo han conseguido, y consideran que también hay que ofrecer un toque femenino importante. Por eso, el Ministerio de Información encabezado por Roger Swain –Richard E, Grant- decide contratar a una mujer que ha escrito en un diario una breve historieta gráfica. Se trata de Catrin Cole –Gemma Aterton-. Unida sentimentalmente a un pintor, Ellis Cole –Jack Huston-, herido en la guerra de España, ella pensaba que iba a ser  una secretaria más del departamento encabezado por Phyl Moore –Richard Stirling-, pero su cometido requerirá una mayor responsabilidad.

Adscrita al departamento de guionistas, junto a Raymond Parftit –Paul Ritter- y Tom Buckley –Sam Claflin-, con el que le une una amistad creciente, es enviada a una localidad costera para profundizar en el caso de dos hermanas que, con su bote, consiguieron rescatar a un grupo de soldados británicos supervivientes de Dunkerke. Esa es la historia que se estaba buscando, y Catrin oculta deliberadamente detalles importantes, como que las dos supuestas heroínas, hijas de un padre maltratador, no lo fueron tanto, ya que se rompió su embarcación y tuvieron que ser remolcadas. Cuando se descubre la realidad, poco importa. El Ministro de la Guerra –Jeremey Irons- está decidido a seguir adelante con el plan y refuerza su interés ante el productor Gabriel Baker -Henry Goodman-.

Paulatinamente, se introducen variantes en la historia que tienden a reforzar el espíritu animoso de su historia y a generar una mayor audiencia. El padre de las muchachas se transforma en un tío que será encarnado por Ambrose Hilliad –Bill Nighy-, un actor que se cree con mayor prestigio del que en realidad tiene y que acepta el trabajo tras la muerte de su representante, Sammy Smith –Heddie Marsan-, durante un bombardeo. Más adelante se añade la presencia de Carl Luncbeck –Jake Lacy-, un atractivo piloto noruego-americano, héroe de guerra, pero sin dotes de actuación cuando se trata de cine sonoro. El Gobierno sostiene que treinta millones de británicos acuden a las salas de exhibición, pero que en Estados Unidos se triplica la cifra. Hay que hacer esa concesión y Catrin consigue que Ambrose de clases de interpretación a Carl a cambio de un mayor peso específico en la producción.

Si la ambientación mantiene el grado óptimo de las películas británicas de alto presupuesto, la historia desemboca en el cariño. Es muy interesante asistir a la creación de la película, no solo por lo que respecta al guion sino también a la producción en sí. Desde la filmación en interiores hasta cuando se trasladan a los estudios. Crece en su parte final, cuando el aspecto romántico se eleva y, además de la dirección aplicada de Scherfig hay que destacar la participación de Gemma Aterton y, sobre todo, la de Bill Nighty, quien se reafirma como el gran actor británico del momento entre los más veteranos. El suyo es un curso de actuación como estrella del cine fútil y con mayor reputación que registros. Con la partitura sentimental de Rachel Portman, la cinta mantiene un interés constante, ya sea durante el drama de los bombardeos o a través de una historia de amor en la que Sam Claflin es la parte más débil y menos creíble.

From → Cine

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