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Cita a ciegas con la vida (Mein Blind Date mit dem Leben) (**)

15 julio 2017

Un estudiante que quiere obtener su licenciatura en un hotel de lujo se queda prácticamente ciego en vísperas de la selección de nuevo personal en prácticas. La obsesión por conseguir su propósito le lleva a ocultar du deficiencia, llegando a salir airoso con su instinto y su fe de situaciones difícilmente superables.

Nuevo caso basado en una historia real en el que se pone de manifiesto el afán de superación de su protagonista, un muchacho hijo de emigrantes indostánicos llamado Saliya Kahawatte –Kostja Ullman- quien, pese a las reticencias paternas, se empeñó en conseguir su licenciatura pasando las pruebas pertinentes en el Bayerischer Hof de Múnich, un hotel de lujo frecuentado en su día por monarcas europeos. La cinta, se inspira en la  novela autobiográfica escrita por el personaje real, que lleva a cabo un cameo en el film. A los quince años fue perdiendo rápidamente su visión hasta quedar reducida a un cinco por ciento de lo que pudiera denominarse normal.

Tras concluir sus estudios, Saliya eleva instancias a distintos establecimientos hoteleros pero todos le rechazan debido a su incapacidad, puesta en evidencia poco tiempo antes y causada por un desprendimiento de retina. Por ese motivo decidió ocultar su defecto físico y presentarse a la pruebas de admisión en el mencionado local de Múnich, a cuya puerta llegó junto a su madre y su hermana Sheela –Nilam Farooq-. Ella le adoctrina sobre los pasos que debe de dar en cada momento, los escalones que ha de subir y bajar, así como los posibles obstáculos que pueda encontrarse.

El día de la entrevista con el responsable del hotel, conoce a Max –Jacob Matschez-. Le auxilia respaldando una excusa poco creíble y descubriendo las razones de su tardanza, lo que prácticamente le invitaba a ser rechazado. Favor con ayuda se paga, y Max, que muy pronto descubrirá los problemas del protagonista, se convierte en su mejor amigo y aliado. De esta forma, van superando etapas en su formación, desde la lavandería hasta la consejería, pasando por el servicio de habitaciones y la cocina.

Saliya se encuentra con personas que le ayudan en cuanto conocen sus problemas, pero él también se vuelca con sus compañeros. De forma especial, ayuda a Hamid –Kida Khodr Ramadan-, cirujano en su país de origen pero que por problemas de visados se ve obligado a trabajar en la cocina del hotel y a doblar empleo en una panadería. De todas formas, Max sigue siendo su brazo derecho y su apoyo fundamental hasta que se producen dos hechos relevantes.

El amor llama a las puertas de Saliya en la figura de Laura –Ana Maria Mühe-, una proveedora que trabaja en la granja familiar. Inicialmente, él no le habla de su ceguera, que se convierte en un importante obstáculo cuando ella lo descubre. El otro gran problema es cuando tiene que enfrentarse con la última etapa de su formación, nada menos que el restaurante y la barra de bebidas. Al frente del sector está el incorruptible y severo Kleinschmidt –Johann von Bülow-. Saliya debe aprender al tacto el contenido de cada botella, a preparar cócteles con las medidas exactas, a saber la situación de cada uno de los platos de la carta y a preparar las mesas.

Aunque demostró en sus clases poseer una memoria prodigiosa y un gran olfato, esas habilidades y el deseo de superación no tienen por qué resultar suficientes. Su nariz es muy válida para entender los componentes de un vino, pero no resulta de utilidad para disponer las copas sobre la mesa o servir adecuadamente los platos solicitados.

Marc Rothemund, en su día candidato al Oscar con Sophie Scholl: Los últimos días -2005-, dirige con criterio una historia que podría tener lugar en cualquier parte del mundo. La ceguera del protagonista no propicia exteriores atractivos, aunque el cineasta se redime con unos cuantos planos generales de Múnich y una secuencia importante con Laura y el hijo de ella a orillas del río Isar. Se mueve muy bien en interiores y encuentra en Kostja Ullman, con quien ya trabajó en Single by Contract -2010- un intérprete generoso en su aportación.

La película, que comienza con aroma de drama se vuelca casi de inmediato hacia la comedia y se deja llevar demasiado por la ternura y el aspecto optimista. Dista bastante de una propuesta semejante, como Perfume de mujer, o de Esencia de mujer en la que Al Pacino tomó el lugar de Vittorio Gassman para ganar el Oscar. Naturalmente, estas historias desembocan en la tragedia o se retuercen para buscar la complicidad del espectador, que lleva a olvidarse del problema del protagonista para disfrutar con sus aventuras y sus reacciones. En ese caso, demasiado predecibles y llenas de una amabilidad que llega a emborracharnos.

From → Cine

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