Saltar al contenido

Alanís (***)

17 diciembre 2017

Buscando su lugar

La protagonista es una trabajadora sexual que, por quejas de los vecinos, se encuentra en la calle. Tras encontrar cobijo temporal en casa de un familiar, decide seguir adelante en el mundo de la prostitución y seguir junto a su hijo de año y medio. Todo tiene sus reglas, incluso la calle, y Alanís se verá obligada a encontrar su lugar.

Dice la responsable de este trabajo, premiado en San Sebastián tanto por la dirección como por el desempeño de su actriz principal que es no es una militante feminista y que su posible militancia la expresa en la pantalla. La mujer es el epicentro de los anteriores trabajos de Anahí Berneri, probablemente sobrevalorados, entre los que destaca Por tu culpa. Este nuevo film se mantiene en la norma y se centra en el estrato más elemental de la prostitución, la callejera. Lo hace con una mirada sucia, exagerando posiblemente algunas notas del ambiente, aunque habría que sumergirse en esa realidad para juzgar más nítidamente esas cuestiones.

Alanís brilla por una puesta en escena milimétricamente estudiada y por una excelsa interpretación de Sofía Gala Castiglione. Las imágenes que se ofrecen casi siempre son fragmentadas o muestran alguna división. Probablemente, la única que se aparta de esa constante es la que se representa a través de un espejo. La utilización de los reflejos se lleva al límite, si bien casi todos los enfoques tienen en este caso una motivación, inclusive la que ejercen como evocadores no distorsionados de una realidad cruel, como es la que usualmente afecta a las trabajadoras sexuales.

La protagonista ejerce la prostitución en un apartamento junto a su amiga Gisela –Dana Basso-. Tiene un niño de año y medio –Dante Della Paolera- que se entretiene con cualquier cosa pero, de manera principal, con el pecho de su madre, lo que le alimenta y tranquiliza. Los vecinos, hartos de las idas y venidas de los clientes denuncia su estado a la policía. Gisela es encarcelada de forma preventiva y Alanís, en la calle y sin dinero, se ve obligada a buscar refugio temporal en la tienda de ropa de su tía Andrea –Silvia Sabater-, sita frente a la Plaza Miserere.

En un barrio multirracial, de por sí violento, duerme en un colchón, entre las prendas, mientras que la propietaria del local y su amante -Carlos Vuletich- lo hacen en un camastro en la trastienda. Al niño no le falta de nada y a la mujer le encuentran un trabajo pero prefiere ser puta antes que limpiar inodoros. Además, esa ocupación resulta más rentable. No le importa encontrarse con un hombre maduro u otro más joven, con mayor o menor virilidad, ni tampoco adaptarse a la demanda, como cuando recita de manera reiterativa y poco convincente una serie de repetidas palabras obscenas al cliente de turno en una de las secuencias más álgidas del film aunque un poco alargada, quizás.

A sus veinticinco años, no se juzga ni la juzgan. La interpretación de Sofía Gala es tremenda, corajuda y llena de matices. Su directora relata los hechos pero fijándose sobre todo en ella. Alanís está de forma constante en pantalla y por ello se escapan detalles referentes a otros personajes. Muchas cosas quedan en el aire, como el chulo que les tenía alquilado el apartamento en el que entra la policía. A Gisela se la olvida, y a la tía de la protagonista y a su querido le faltan matices.

Hay que agradecer a Anahí Berneri que no profundice en una herida de por sí demasiado honda. Expone una realidad que se alarga a una ley de la calle que existe igualmente. Su personaje tendrá que enfrentarse a ella de la misma forma en que tuvo que vérselas con la policía. Para todo hay unas normas y lo complicado cuando te sientes vulnerable es que tu libertad se ha coartado tanto que necesitas encontrar tu lugar en el mundo sin olvidar que los demás existen y están rodeándote, para bien o para mal.

La película es intensa, con una rudeza en la que colabora una puesta en escena que llega a ser agresiva con la vestimenta y la alimentación del bebé. La historia se desarrolla en la Buenos Aires marginal, en una zona muy determinada que presenta un porcentaje muy elevado de población flotante y en la que sus habitantes usuales han de esforzarse por ser ellos mismos y seguir adelante con su dignidad. Alanís, que llegó embarazada de provincias, es una más. Se ve condenada por convicción a vivir el presente y ha elegido la prostitución porque también el oficio más antiguo del mundo la ha elegido a ella.

From → Cine

Deja un comentario

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.