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Lady Bird (***1/2)

23 febrero 2018

Tal como somos

Una joven estudiante se dispone a pasar en el norte de California su último año de instituto. No está contenta con lo que le rodea, especialmente con su madre, adopta un  alias y reniega de casi todo. Sueña con alzar el vuelo y hacerlo lejos, en la Costa Este, fuera de la sombra protectora familiar.

Ojo con Greta Gerwig. Es difícil que antes de cumplir los treinta y cinco años una mujer sea candidata al Oscar en el apartado de mejor guion y mejor director. La personalidad de esta universitaria californiana está fuera de toda duda. También su talento. Sus propuestas tienen que ver con la de una mujer actual, desinhibida, tan llena de problemas y mínimos complejos como cualquiera, pero que intenta vivir con ellos, adaptándose y utilizándolos como fortalezas en vez de problemas. Lo que menos nos gusta de ella es su fondo de armario, pero hemos de convenir que se trata de un problema menor.

Tras una década como actriz en papeles atractivos dentro de películas flojas, siempre ha demostrado tener algo especial, como en aquella secuencia del infame remake Arthur, el soltero de oro, en la disfrutaba bajo un universo estrellado en la estación Gran Central. Quienes no confiaran en ella tuvieron que hacerlo a la fuerza cuando disfrutamos de Mistress America -2015-, que coescribió y protagonizó. Ahora, el éxito ha llamado a su puerta con su primer film de la que es responsable absoluta del guion y la dirección.

Su ópera prima es una película pequeña, de escaso presupuesto, pero llena de encanto, de lecturas entre líneas y mucho más madura de lo que pudiera parecer a simple vista. Probablemente, se trate de una historia con rasgos autobiográficos, no en vano está ubicada en Sacramento, lugar de nacimiento de la cineasta. Recurre al último año de instituto, ese momento tan utilizado en el cine del que muy pocos han sacado un partido notable. Usualmente, encontramos al patito feo que sueña con el ángel de la clase quien, a su vez, está unido sentimentalmente con ese personaje por el que todos suspiran. Da igual que el protagonista sea hombre como mujer. Las claves no cambian, ni el baile de fin de curso, ni la pérdida de la virginidad, o la incertidumbre ante el futuro en la Universidad.

Los clichés no están ausentes en el film de Gerwig, ni siquiera la pasión de su protagonista por los temas de éxito. Sin embargo, están tratados con tanta sutileza que nos llevan a una profundidad desconocida en este tipo de producciones. A ello, debemos unir el talento de su responsable para escribir personajes humanos y próximos, así como la capacidad para extraer lo mejor de sí a sus actrices. Por eso, Saoirse Ronan y Laurie Metcalf han recibido sendas nominaciones al Oscar en sus respectivos papeles de estudiante inconformista y madre preocupada. La primera, demasiado joven para Gerwig, y demasiado mayor la segunda. Por eso tuvo que conformarse únicamente con reservarse la dirección, y ha sido un acierto.

Christine se hace llamar Lady Bird acusando ese punto de rebeldía que conlleva su edad, aunque en ella sea más acusado. Tiene que terminar sus estudios se secundaria en un centro católico que desdeña pero que es el único al que puede tener acceso por las situación económica familiar y gracias a la beca conseguida. Naturalmente, se hace amiga de una compañera poco agraciada, Julie –Beanie Feldstein- y ambas se apuntan a un grupo de teatro gracias a lo cual se acerca a Danny O’Neill –Lucas Hedges-, un chico que le interesa y con el que empieza a salir. Incluso acude a casa del joven en el Día de Acción de Gracias obviando a su familia.

Mientras sigue enviando peticiones a Universidades del Este, ve a Danny besándose con otro chico, y acepta a regañadientes trabajar en una cafetería a petición de su madre. Allí conoce a un nervioso músico llamado Kyle Scheible, interpretado por Timothée Chalamet, el afortunado protagonista de Call Me by Your Name. En el horizonte, el habitual distanciamiento con su mejor amigo y los preparativos del baile de graduación.

Con una puesta en escena sugerentemente formal, Gerwig no busca ternura, ni pretende que nos decantemos hacia los defectos o virtudes de sus personajes. Los suyos, son caracteres de carne y hueso, que se comportan de forma lógica cuando sufren, aman o muestran su desencanto. La suya no es una propuesta con final feliz sino una consecuencia comprensible del desarrollo de la vida. Comprenderemos los motivos de cada comportamiento y, sobre todo, asistiremos a ver como se fragua la personalidad de Chrisyine/Lady Byrd en su paso de la adolescencia a la edad adulta, dejando atrás complejos y entendiendo mejor a quienes les rodean. Una película sincera, muy actual aunque con reminiscencias de un tiempo pasado, escrita con brillantez y sin pasión, a lo que añade una interpretación mayúscula.

From → Cine

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