Ni distintos ni diferentes: Campeones (***)

Estrellas por sorpresa

Documental centrado en los protagonistas de la película Campeones, que supuso todo un fenómeno cinematográfico en España y que fue seleccionada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas para optar al Oscar de Hollywood al mejor film de habla no inglesa.

No solo fue un éxito de taquilla, aparte de gozar con el respaldo de la crítica. La película Campeones se acerca a los veinte millones de euros de recaudación, es el film nacional más taquillero de 2018 y está a punto de entrar en el top 10 de todos los tiempos que sigue encabezando Ocho apellidos vascos. La cinta de Javier Fesser ha recibido un nuevo impulso tras ser seleccionada para competir en la próxima edición de los Oscar de Hollywood donde quieren ir, por distintos motivos, sus protagonistas. Caso de llegar allí, el productor Luis Manso ya piensa en el rodaje de otro documental para narrar en imágenes sus experiencias.

Este documental, dirigido por Álvaro Longoria, todo un especialista en el género, fue presentado en la pasada edición del Festival de San Sebastián en un pase que completaba el film de Fesser. No se trata de un cómo se hizo, aunque sus primeras secuencias pudieran dar esa impresión, sino que nos muestra a los discapacitados que nos apasionaron en el largometraje de ficción en su entorno, aparte de hablarnos de sus vivencias y puntos de vista sobre diversos temas.

Intervienen también sus familiares, educadores y parte del equipo de rodaje en una propuesta tan tierna y esperanzadora como el original coescrito por Javier Marqués. De inicio, se plantea la posibilidad de dar nombre a la película. Se baraja la posibilidad de Distintos o Diferentes, pero no llegan a ser aceptados de una forma clara por los chicos. Finalmente, se escogió el de Campeones. Es el único acercamiento a un posible making off. A continuación, los actores por sorpresa, que se sienten encantados de poder participar en una producción cinematográfica, reciben un teléfono móvil para grabar lo que deseen. Cada uno lo hace a su manera, preferentemente relacionada con su entorno.

Se nos habla a continuación de las carencias físicas o intelectuales de aquellas personas con las que disfrutamos durante más de dos horas y que nos legaron un baúl de sentimientos. Ahora tenemos ocasión de conocer más en profundidad a Roberto Chinchilla, Julio Fernández, Fran Fuentes, Jesús Lago, José de Luna, Stefan López, Alberto Nieto Fernández, Jesús Vidal, Sergio Olmo y Gloria Ramos. Sus deficiencias se deben a diferentes causas, desde congénitas a problemas durante el embarazo, negligencias médicas o enfermedades raras, como el síndrome de Soto. Algunos de ellos son adoptados, e incluso los hay que nacieron fuera de nuestras fronteras.

Hablan sus familiares, que demuestran unos sentimientos mayúsculos por ellos, quienes devuelven el cariño con creces. El propio Longoria afirma que tiene un familiar con discapacidad intelectual y que para él siempre ha sido un misterio que siempre vea el mundo con una sonrisa. El protagonista del film, Javier Gutiérrez declaró que los intervinientes en el film tienen una pureza que a él le desarma. Lo que está claro es que su existencia no ha sido un camino de rosas.

Los hay ventieañeros pero también quienes han superado el medio siglo de vida. La mayoría ha tenido problemas de inclusión y bullying en los colegios, por lo que sus familiares reclaman para estos afectados una educación especial, y que no les coloquen en las aulas al fondo de la clase porque representan una rémora para el conjunto. Se quejan también de los recortes habidos en los últimos años, consecuencia de las crisis, que no ha favorecido la integración social de los discapacitados. Sus familias han representado un sostén superlativo, aunque su silente dedicación nunca haya sido recompensada como se merece.

Probablemente, veamos este documental con ojos y sentimientos diferentes porque sus protagonistas nos resultan más cercanos de lo que podríamos pensar. Si no existiera el largometraje, la percepción sería otra muy distinta. Estas imágenes las vemos con menos dolor, pero con idéntica simpatía. Incluso, cuando hablan de sus empleos. Llegué a la conclusión de que tenía que trabajar para ganarme la vida, dice uno de ellos. Gloria Ramos ahora firma autógrafos en el supermercado donde trabaja y quiere dejar la natación para dedicarse al teatro.