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Las invisibles (Les invisibles) (**1/2)

26 marzo 2019

De la indigencia al mercado laboral

Un centro de día para mujeres sin hogar del norte de Francia tiene tres meses de plazo para que las afiliadas puedan encontrar trabajo. Las animosas trabajadoras sociales recurren a todo tipo de argucias para que todas a quienes dan cobijo encuentren una salida laboral, incluidos enchufes y mentiras.

La mujer por la mujer y para la mujer, aunque esta comedia con tintes dramáticos haya sido dirigida por un hombre, Louis-Julien Pettit. Para ello, se basó inicialmente en el relato de una sin techo, Adolpha van Meerhaeghe, próxima a cumplir setenta años, que narró en un libro sus vivencias en la cárcel por asesinar a su marido abusados y el vacío que encontró tras redimir su condena. Posteriormente fue Claire Lajeunie, coguionista del filme y autora de Sus la route des invisibles, femmes dans la rue quien terminó de sentar las bases para llevar a término este trabajo.

En el norte del país, el centro social L’envol para mujeres sin hogar tiene tres meses de plazo para enderezar el rumbo. Hasta ese momento, solo ha conseguido reubicar en el mercado laboral al cuatro por ciento de sus acogías y Béatrice -Brigitte Sy-, la responsable de los servicios sociales sostiene que el gasto no justifica los réditos obtenidos. Por esa razón, las responsables del lugar tienen que buscar soluciones. Se trata de Manu -Corinne Masiero- su cabeza visible, secundada por Audrey -Audrey Lamy-, Hélène -Noemie Lvovsky- y Angélique -Déborah Lukumuena-.

El responsable de este trabajo pasó varias semanas en albergues similares a los que describe para empaparse del ambiente que reina en esas dependencias. Después, tras una exhaustiva audición, seleccionó a varias mujeres que frecuentaban esos centros, no profesionales, para incorporarlas a su reparto. Entre ellas, a la mencionada Adolpha van Meerhaeghe, quien interpreta a Chantal, toda una multiusos. Junto a ella, destacan Ramouna -Tassadit Many-, Esteban -Fatsah Bouyahmed- y Julie Charpentier -Sarah Suco-, una punk que aporta la nota discordante del grupo y que compone uno de los aspectos del drama.

Los hombres son personajes casi decorativos. Los dos principales aportan personajes indecisos a los que ellas tienen que lanzar. Afectan principalmente a Audrey, la protagonista. Ella, como el resto de las responsables de L’envol tiene sus propios problemas. Apenas tiene vida personal, y aparte de su trabajo, está volcada con su hermano Dimitri -Pablo Pauly- y espera una reacción del único varón con el que puede mantenerla, Laurent -Quentin Faure-.

Por sus características, la historia iba para un drama social, casi podríamos decir que costumbrista a tenor con lo que nos podemos encontrar actualmente en cualquier población. Gente sin hogar, que acude a las dependencias sociales para ducharse y tener un mínimo alimento diario. Por la noche, cada cual debe buscar su acomodo. Todas ellas se sienten marginadas por la sociedad y se encuentran incapaces de integrarse en ella. Como el caso de Catherine Paraire -Marie-Christine Orry-, a quien le fue concedido un piso oficial del que reniega por estar demasiado alejado del local al que acude a diario.

Gracias a los textos en que se basa el guion, la tragedia de estas personas con mínima esperanza se deriva hacia la comedia. Las responsables del centro buscan cualquier solución para ponerlas en valor. Acuden a un punto limpio para rescatar enseres que son rehabilitados, ponen en marcha un mercadillo en el que se demanda trabajo para sus acogidas, y no dudan en falsear currículos, mentir y hasta recurrir a ciertas amistades en busca de que les devuelvan pasados favores. La idea es que todas sus féminas encuentren una salida que les permita abandonar el centro y que éste pueda seguir existiendo para llevar la ilusión a otras sin techo.

Louis-Julien Pettit dirige con acierto, volcándose más en los interiores y diseñando una puesta en escena coherente. Apenas ofrece concesiones por lo que abusa del diálogo. Este detalle permite que alguna parte del público no entre de lleno en la propuesta y abandone la proyección con cierta indiferencia. La mayoría mostrará una gran empatía con unos personajes que tampoco tienen un recorrido demasiado profundo. El conjunto busca siempre el aspecto positivo dentro del desánimo. Con una aproximación al documental, se apuesta por la ligereza y ese detalle optimista es lo que más se valora a la postre. Las mujeres invisibles, que lo son casi todas las que aparecen en esta producción, terminan por afrontar la realidad y encuentran las bases para la esperanza.

From → Cine

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