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Nuestras derrotas (Nos défaites) (***)

20 julio 2020

Los alumnos y la revolución

Diez estudiantes de bachillerato de un instituto parisino fueron los elegidos en este documental para recordar pasajes de títulos políticamente comprometidos rodados en los sesenta y setenta. A continuación, el autor les preguntaba acerca de los temas tratados encontrándose con respuestas de todo tipo.

Medio siglo después de la Revolución del 68 el cineasta francés Jean Gabriel Périot regresa al documental para presentarnos un proyecto muy personal, diferente, crítico y muy poco formal. Partiendo de fragmentos de películas cuyas líneas eran recitadas o representadas por alumnos de bachillerato, les interrogaba a continuación ante la cámara, a plano fijo, sus ideas sobre los temas seleccionados. Los propios alumnos del instituto Rolland d’Ivry-sur-Seine, en las proximidades de parís, se responsabilizaron de la parte técnica de este trabajo.

Dudo mucho que la tesis planteada por Périot coincida con el resultado final. Es posible que quisiera plantar la situación política que ha vivido la izquierda francesa desde Mayo del 68. Para ello ha penetrado en el mismo centro docente donde Claire Simon rodó Primeras soledades. Entonces, un grupo de alumnos discutían en clase, en el recreo o en los pasillos las posibilidades de salir de su zona de confort y si era inevitable cambiar o no su situación. Aquí se plantean solamente opciones individuales.

Refundado en 1969, el Partido Socialista Francés ha perdido penetración y muchas de sus señas de identidad que le llevaron a gobernar el país en cuatro ocasiones. En el Rolland no ha encontrado el autor sensaciones positivas que avalen el futuro para el órgano encabezado actualmente por Olivier Faure. Parte de fragmentos fílmicos firmados en su día por autores como Jean-Luc Godard, Alain Tanner, Marin Karmitz y otros. Los leen o los incorporan ante la cámara una decena de estudiantes a quienes interroga a continuación acerca de esas frases.

Las respuestas son agridulces. Van desde la nada absoluta hasta quien piensa que la revolución es necesaria y solo puede llevarse a cabo por la fuerza. Es curioso observar el gesto de los chavales cuando se les inquiere acerca del capitalismo. Resultan incapaces de ofrecer una definición clara o ajustada a la realidad. Sucede lo mismo con el resto de interrogantes, incluida la palabra revolución. Hay quien piensa que se trata de un acto de violencia por el cual una clase derrota a otra.

Probablemente, la mayor enseñanza que pueda extraerse de un film rodado con eficiencia, y que se despoja paulatinamente del apasionamiento, sea que hay que quererse, amar la vida y luchar por lo mejor. Discernir qué es lo mejor es el auténtico caballo de batalla, puesto que la mayoría alberga la idea de que hay que luchar. No solamente por ganar más dinero, ya que el coste de la vida sube de forma acompasada a los ingresos. Sin embargo, al ser cuestionados por los otros aspectos que requieren una reacción colectiva no tienen claro cuáles son.

Una cierta desesperanza se deriva de las opiniones. Salvo aquel que se reafirma en la acción, los demás no tienen claro cómo y por qué llevar a cabo una intervención solidaria. Ni siquiera cuando se recrea la acción policial que colocó a los alumnos de una clase de rodillas y con sus manos en la nuca. Evidentemente, hay que tener motivos para iniciar una revolución, pero estos deben concretarse de antemano para emprenderla. La actividad de los chalecos amarillos puede ser un ejemplo, aunque se pasa sobre ella de soslayo.

La búsqueda de Périot para apoyar su tesis lleva a repeticiones, aunque también consigue momentos trascendentes. Es mucho más importante lo que se cuenta que como se narra, aunque en este aspecto, y dado el desarrollo de su trabajo, no se pueden poner demasiadas objeciones. La lucha obrera ocupa una parte importante. Los alumnos se quejan de los empresarios que amasan dinero. Al primero que abra la boca va el jefe de personal y lo echa. Esa es la parte en que todos los intervinientes parecen tenerlo más claro. Os atraparemos. Es una fuerza natural.

Abogan por la redistribución de la riqueza y se quejan del sueldo de los políticos de primera fila mientras mucha gente pasa hambre. Seguramente, ese es el aspecto más reconfortante para el autor, si bien parece fluir un cierto conformismo. Como en el documental de Claire Simon hay muchas dudas a la hora de salir de la zona de confort. El futuro es una incógnita y no se tiene la seguridad de que sea mejor que el presente. Más de cincuenta años después, la revolución parece que tendrá que esperar. Sigue pendiente mientras la izquierda francesa intenta recuperarse y ocupar su espacio. Al menos, así se desprende de esta obra presentada en los festivales de Berlín y San Sebastián y distribuida en España por los gallegos de Numax.

From → Cine

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