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El cerro de los dioses (*1/2)

1 noviembre 2020

Terror primigenio

Una joven aspirante a cineasta prepara su primer documental. Se interesa por lo que significa la fama y varias personas populares dan su opinión hasta que todos se rebelan cuando han de hablar de la siega, una convocatoria anual en una localidad manchega que evoca horrores ancestrales.

Como si estuviéramos ante un copión de un documental. Paula -Paula Muñoz- quiere rodar su primer documental y entrevista a unos cuantos populares para que le hablen de lo que significa la fama. De repente, todo se complica, aparece el nombre de una pequeña localidad de Castilla La Mancha, un rito ancestral y la desaparición del novio de la cineasta, Pedro Muñoz -Christian Caner-. Lo que comienza con un acercamiento de comedia en el cine dentro del cine deriva hacia el terror y el thriller.

La idea del falso documental propuesta por Daniel M. Caneiro en su primer largometraje es resultona. Desfilan por la pantalla nombre como Jesús Corbacho, Macarena Gómez, Alain Hernández, Isabel Coixet, Raúl Arévalo y Dafnis Balduz, entre otros. El giro tiene lugar cuando aparece el nombre de Fuentelsaz y una tradición lugareña llamada la siega. Eso hace que Paula, junto a su productor Marc -Jaume Ulled- y Pedro, que ejerce de coguionista, aparquen la idea inicial para adentrarse en ese mito extraño y absorbente.

Lo primero es citar a Itziar Castro, Will Shephard y Pau Escobar, tres actores que han sido invitados ese año a la siega. Todo lo que rodea a esa convocatoria tiene un aura de misterio y solo nombrarla provoca repelús en todos los que han estado relacionados con ella. Una fascinación que lleva al equipo de rodaje hasta el pueblo. Pedro desaparece entre los ritos que se remontan a la noche de los tiempos y emergen dos personajes que destacarán sobre el resto. Se trata de Tania -Carmen Muga- y, sobre todo, el alcalde encarnado por Llluis Altés. Además, cobra protagonismo el enigmático Goran -Darko Peric-.

Lo que en el comienzo era deslumbrante se va derrumbando paulatinamente. La mezcolanza de estilos, unida a la diversidad de géneros cinematográficos, mantenía nuestra atención hasta que chocamos con una realidad palpable. Los caminos marcados de inicio casi siempre se interrumpen como si un precipicio imaginario los arrojase al abismo. Se adelantan claves que destrozan la intriga y la aparición de algunos populares invitados parece más fruto del amiguismo que de una aportación eficiente.

La idea de aunar un documental sobre el significado de la fama con el ritual de la siega es atractiva, pero ni encontramos a la bruja de Blair ni los giros de comedia son tan convincentes en el desarrollo como cuando arranca esta propuesta. Una buena idea, por tanto, que se queda asfixiada por un desarrollo que no llega a mostrar la coherencia esperada. Eso no quita para que arranque de la manera más atractiva y se cierre con una secuencia que, aunque su planificación no resulte extraordinaria, sirva para hacernos reflexionar y engarce a través de un vínculo eficiente con el origen de esta producción.

From → Cine

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