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Miss Marx (**)

12 julio 2021
Miss Marx

Bajo el nombre del padre

Eleanor, la hija más joven de Karl Marx es brillante, inteligente, apasionada y libre. Fue una de las primeras mujeres que relacionaron el feminismo con el socialismo, defendió los derechos de los trabajadores, de las mujeres y luchó por la abolición del trabajo infantil. En 1883 inició una ardiente historia de amor.

La historia de la hija pequeña de Karl Marx resulta muy interesante. Fue una activista que luchó en Gran Bretaña por los trabajadores, por erradicar la explotación infantil y por potenciar el feminismo. Una buena oportunidad para que la responsable de Nico, la cineasta italiana Susanna Nicchiarelli, pudiera lucirse con un biopic a su medida. Consigue una atractiva puesta en escena, con pasajes de alto nivel, pero su propia historia patina por momentos.

Hay secuencias de notable inversión a tenor del vestuario y la dirección artística, mientras que se pasa más de puntillas en el llamado domingo sangriento, que resultó un hito importante en el activismo de la protagonista. La autora intenta solucionar ese y otros problemas con imágenes de archivo, como su llegada a Nueva York y otros episodios reales. Consigue hallazgos, y entre ellos hay que destacar la inclusión de música punk en una historia centrada en la década de 1880.

En la existencia de Eleanor Tussy Marx -Romola Grai- se puso de manifiesto una situación incomprensible. Mientras abogaba por la igualdad y los derechos de las mujeres, ella misma se sometió a Edward Aveling -Patrick Kennedy-, un dramaturgo con talento, pero egoísta, presumido y derrochador. El opio se convirtió en recurso constante entre ellos y sus amigos. No le importó a ella que fuese un hombre casado para convivir como esposos.

La delicada salud de Edward y el descubrimiento de que, a pesar de una relación consolidada, él se hubiera unido en secreto a una joven actriz, desembocó en suicidio. Tussy no podía seguir adelante sin el hombre que amaba realmente desde hacía tres lustros. Un final extraño para una mujer brillante, que ya destacó desde niña y que se refleja en los flashbacks familiares, con su padre como eje. Karl Marx -Philip Gröning- la condicionó y fue una influencia negativa incluso después de muerto.

El film muestra al inicio un monólogo brillante ante la tumba del matrimonio Marx. Alcanza su cénit en dos momentos puntuales. Entre las diversas facetas del personaje principal, y de su activismo, ella tradujo diversos textos literarios, entre ellos Casa de muñecas de Henrik Ibsen. El momento en que junto a Edward recita el famoso diálogo entre Bora y Torvald Helmer, no solo es brillante, sino que refleja a las claras su situación. Lástima que no se halla incluido en esa representación a George Bernard Shaw, que se adjudicó el papel de Krogstad.

El otro momento álgido es cuando la protagonista, una vez dilapidada su herencia, y el legado de Friedrich Engels, da rienda suelta a su frustración. Lo lleva a cabo merced a un baile desenfrenado a los acordes de una música que tardaría un siglo en adquirir carta de naturaleza. Susanna Nicchiarelli ya había experimentado algo similar en otros momentos, incluida una versión punk de La Internacional.

Condicionada siempre por las figuras masculinas, el film discurre entre el drama de época próximo al culebrón y el respeto por las inquietudes de Eleanor Marx. Opuesta al patriarcado y al machismo, resultó una víctima de ambos. El relato discurre entre altibajos y con una envoltura críptica que juega en su contra. Muestra momentos de buen nivel artístico para dejarse caer en el siguiente. La revolución que preconizaba no llega a sentirse del todo.

From → Cine

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