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Sin ley (Lawless) (**)

14 abril 2015

Basada en hechos reales, cuenta las peripecias de tres hermanos que fabricaban alcohol de forma clandestina durante la época de la Ley Seca en Estados Unidos. Dos de ellos se auto calificaban de inmortales después de haber sobrevivido en condiciones extremas. El tercero fue creciendo en intensidad y arrojo conforme maduraba.

La Ley Seca ha dado mucho juego en el cine y, en este caso, se basa también en una historia real ocurrida en el Condado de Franklin, en Virginia, considerado como el más húmedo de Estados Unidos por el enorme número de destilerías clandestinas que vendían sus productos dentro y fuera de sus límites. Los hechos, que desembocaron en una pequeña revuelta por parte de los fabricantes y distribuidores fueron recogidos en una novela escrita por Matt Bondurant, un miembro de la familia cuyos tres hermanos varones se rebelaron contra las autoridades corruptas.

La película pasó por diversas vicisitudes hasta que se presentó en el Festival de Cannes de 2012. En principio, iba a ser protagonizada por James Franco, Ryan Goling y Scarlett Johansson, pero la falta de financiación aparcó el proyecto hasta que fue recogido por Shia LaBeouf, quien apoyó la producción de una cinta con gran belleza formal y un buen ramillete de canciones que, sin embargo, no alcanza los límites exigidos para convertirse en una producción perdurable en el tiempo.

Forrest y Howard Bondurant –Tom Hardy y Jason Clarke- se dedican, como tantos otros convecinos, a la destilación y distribución de bebidas espirituosas con la connivencia de las autoridades locales. Con ellos, que regentan una gasolinera, vive su hermano pequeño, Jack –Shia LaBeouf-, mucho más apocado y menos violento que sus mayores, quienes se consideran inmortales después de sobrevivir a situaciones aparentemente imposibles. La última de ellas se refleja con todo detalle en la pantalla.

La llegada de un sanguinario agente especial –Guy Pearce-, tan corrupto como el resto, hace que los Bondiurante se enfrenten a las autoridades. Paralelamente, Jack se pone en manos del gánster Floy Banner –Gary Oldman- para ampliar el negocio, lo que le lleva a cortejar a Bertha Minnix –Mia Wasikowska-, hija de un pastor. Su aparición coincide con la llegada de Maggie Beauford –Jessica Chastain-, quien fuera cabaretera en Chicago y que ahora solicita un puesto de trabajo en el negocio de los Bondurant.

Con guion del músico, escritor y actor australiano Nick Cave, quien dotó al film de dos bellas canciones, como son Cosmonaut y Fire in the Blood, el proyecto fue dirigido por su compatriota John Hillcoat, responsable de títulos como La carretera. El resultado es un reparto espectacular para una producción que se deja ver sin demasiado esfuerzo. Alterna la violencia con un innegable machismo y el cierre de filas en torno al núcleo familiar, para mantener durante toda la proyección una línea coherente y digna, con bellos escenarios naturales y una puesta en escena meritoria.

Pero le falta algo. Después de su visionado da la sensación de que se ha podido hacer mucho más. Especialmente, profundizar en algunos personajes que resultan un tanto endebles y, sobre todo, dotar de mayor consistencia a un guion que mantiene un tono medio saludable aunque nunca llegue a emocionar. Tomh Hardy y Jessica Chastain se muestran por encima del resto en un reparto que cumple con creces y en el que Shia LaBeouf firma una de sus mejores interpretaciones, lo que tampoco es demasiado destacable.

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