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Assasin’s Creed (***)

23 diciembre 2016

Por medio de una tecnología revolucionaria, Callum Lynch revive las aventuras de un antepasado suyo que vivió en la España de finales del siglo XV. Pertenecía a los Assasin’s, que se aplicaban en luchar contra los templarios para evitar que estos se hicieran con la Manzana del Edén y pusieran a toda la Humanidad a sus pies.

Es muy posible que Assasin’s Creed sea la mejor película surgida del universo de los videojuegos. Muchos podrían decir que no es demasiado complicado superar los niveles de, por ejemplo, Final Fantasy, pero la realidad es que esta adaptación dirigida por Justin Kurzel satisface bastantes exigencias y consigue transportarnos a la esencia del juego. Tanto, que los responsables de Ubi Soft no dudaron ni un instante en dar su plácet.

En España, hay que hacer una salvedad, puesto que el rigor histórico brilla por su ausencia, como también la fisonomía de las ciudades. Ni Madrid ni Granada se corresponden con la realidad, al tiempo que Sevilla sale bastante mejor parada. Asimismo, hemos de pasar por alto que el último rey de Granada, Boabdil, fuese un sultán y se llamase Muhammad, o que Tomás de Torquemada estuviera al frente de los del Temple. Pasamos por alto, también, que los Assassins vestían originalmente de blanco, y no de oscuro como en este caso, y que el videojuego presenta un protagonista sigiloso y no rozando el súper héroe.

En 1492, los caballeros de la orden militar, que hacía casi dos siglos que había sido disuelta por Roma, sitian Granada. Su deseo es hacerse con la Manzana del Edén, el objeto capaz de anular la agresividad entre los humanos por lo que, de esta forma, el Gran Maestre sometería a toda la Humanidad bajo su mando. Los Assasin’s, entre cuyo credo figura el de trabajar en la oscuridad para servir a la luz, intentan abortar los referidos planes, pero son derrotados y ajusticiados con Aguilar de Nerja –Michael Fassbender- a la cabeza.

En época actual, un reo acusado de asesinato, Callum Lynch, es salvado de la inyección  letal y llevado a una fortaleza en Madrid controlada por Industrias Abstergo, dirigida por Alan Rikkin –Jeremy Irons- y donde su hija Sofia –Marion Cotillard-, una brillante científica, lleva a cabo pruebas con el Proyecto Animus, gracias al cual se reviven los recuerdos de los antepasados. Lynch es descendiente directo de Aguilar, y vio como su padre –Brendan Gleeson- asesinaba a su madre -Essie Davis- cuando era niño. El deseo de Alan Rikkins es presentar en Londres, ante los Sabios templarios, dirigidos por Ellen Kaye –Charlotte Rampling-, la Manzana del Edén, perdida desde la toma de Granada.

Callum Lynch tiene que regresar al pasado y fundirse con Aguilar. Allí encuentra a María –Ariane Labed- y a otros compañeros Assasin´s, mientras que en época actual, otros personajes que también se sometieron al Proyecto Animus, inician una rebelión capitaneada por Moussa –Michael Kenneth Williams- y Nathan  -Callum Turner-. De esta forma, asistimos a una serie de aventuras paralelas, en las que destacan sobre todo las secuencias en las que Callum está enganchado a la máquina que le permite fundir su ADN con el de Aguilar. Lo sucedido en el siglo XV se entremezcla con lo que acontece en época actual, donde el protagonista, lucha, escala, y lleva a cabo una especie de primitivo parkour a través de edificios y tejados. Magníficas secuencias, llenas de poderío, gracias a las cuales conocemos al sultán Muhammad XII –Khalid Abdala- y al inquebrantable en su fe Tomás Torquemada, interpretado con solvencia, y en castellano, por Javier Gutiérrez. No es la única aportación española, ya que también podemos distinguir, entre otros, a Carlos Bardem –Benedicto, Gabriel Andreu –Cristóbal Colón-, Julio Jordán –General Ramírez- y Dacio Caballero como uno de los Assasin’s.

El guion y la partitura de Jed Kurzel están por debajo de la brillante producción artística y de un eficiente montaje. Aun así, la cinta es confusa por momentos, si bien se eleva gracias a las coherentes interpretaciones, incluido un Fassbender que ya había trabajado a las órdenes de Justin Kurzel en Macbeth. Ahora hay que esperar las secuelas porque, según la saga de videojuegos hay más frutos del Edén que están ocultos en otras épocas. En la consola las hemos revivido en la Revolución Francesa y en las Cruzadas, entre otras.

From → Cine

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