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Un reino unido (A United Kingdom) (**1/2)

3 May 2017

Terminada la Segunda Guerra Mundial, el heredero del trono de Bechuanalandia, hoy Botsuana, un estudiante de leyes en Londres, se enamoró de una oficinista. Desoyendo las recomendaciones de los suyos y las del Gobierno Británico optó por el matrimonio lo que le llevó a ser desterrado de su país por parte de las autoridades del país europeo.

Para explicar este film comenzaremos por el momento histórico. Concluida la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno Británicxo se plegaba a las exigencias de Sudáfrica, que proveía el oro necesario para su economía. En Ciudad del Cabo, el apartheid resultaba cada vez más evidente y condicionaba a lugares limítrofes, entre ellos Bechuanalandia, un protectorado británico cuyo heredero, Seretse Khama –David Oyelowo-, estudiaba leyes en Londres.

Más adelante, la actual Botsuana consiguió finalmente la independencia de Inglaterra, y Seretse se convirtió en su primer presidente. Su hijo mayor llegó a ser el cuatro mandatario de su historia, pero hasta llegar a ese punto, su padre hubo de pasar por muchas vicisitudes, que incluyeron el destierro de su país de por vida por parte del gabinete conservador de Winston Churchill, quien tras ganar las elecciones se desdijo de sus promesas anteriores, que admitían el regreso de Seretse a su país después de haber sido apartado por los laboristas durante cinco años en una oferta que incluía un destino diplomático en Jamaica.

En Londres, el heredero estudia leyes junto a otros jóvenes de color procedentes del sur de África. En una fiesta de la parroquia conoce a Ruth Williams –Rosamund Pike-, y ambos se enamoran casi de inmediato. Cuando cada uno de ellos informa a los suyos de la situación, no reciben más que reproches. A pesar de los ruegos de su hermana Muriel –Laura Carmichael- y de su madre –Anastasia Hille-, el padre de Ruth –Nicholas Lyndhurst- la empuja fuera del hogar. Para Seretse las cosas no van mejor, puesto que su tío Tshekedi –Vusi Kunene-, actual regente de Bachuanalandia, recrimina la boda evocando la tradición y ante el empuje del apartheid y los posibles conflictos diplomáticos que se desencadenarían con la vecina Sudáfrica y con Gran Bretaña.

También le pide que se divorcie Alistair Canning –Jack Davenport-, representante del Gobierno Británico para África del Sur, siguiendo las directrices de sus superiores. Sin embargo, los recién casados desoyen todos los consejos y marchan a Seroue, donde se darán a conocer a los suyos como pareja mientras el regente se marcha decepcionado con su séquito después de ver como el pueblo acoge inicialmente a Seretse como monarca aunque también le reprochan que se haya saltado la tradición al desposarse con una mujer blanca.

Un sinfín de avatares para los dos jóvenes protagonistas, que tuvieron que hacer frente con serenidad, y acumulando nuevas experiencias, los reveses surgidos a cada paso. Incluso, la pareja tuvo que estar separada durante el primer embarazo de ella, ya que a su marido no se le permitía regresar a su patria. La decisión de dar a la luz en el hospital local y de unirse a otras mujeres nativas en su mismo estado le permitió ser aceptada. Primero por su cuñada Naledi –Terry Pheto-, la más destacada de un reparto muy consistente, aunque sus dos actores principales está lejos de la altura alcanzada en Selma y Perdida, respectivamente.

Esta nueva colaboración entre el guionista Guy Hibbert y la cineasta Amma Asante nos deja una historia bien construida, que no pierde su atractivo en ningún momento, pero que nos priva de la esencia dramática de una biografía mucho más rica y azarosa. La historia de amor es el epicentro de este relato sentimental, que pasa de puntillas por los problemas del apartheid y que parece una narración para un público romántico que se queda muy lejos del dramatismo de Grita libertad, por citar una de las producciones más delicadas del género.

Asante dirige con talento suficiente como para que la película se siga con atención, aun sabiendo que posee más azúcar que esos algodones que  se venden en las ferias. La intensidad dramática se diluye en una especie de todo el mundo es bueno del que se apartan el personaje de Davenport y su acólito Tony Benn –Jack Lowden-. Sin embargo, conforme asistimos a la proyección somos perfectamente conscientes de que hay una historia mucho más importante por detrás y que esta una de esas raras producciones que te invitan a reflexionar después de una narración convencional y casi insignificante.

Se echan en falta detalles de la biografía de Seretse, como su renuncia definitiva al trono, su fracaso como ganadero, su enfermedad de diabetes y la fundación del Partido Democrático de Bechuanalandia, con el que llegaría a ser Presidente en 1966. Hasta esa fecha, pasaron casi dos décadas y muchos encontronazos con el apartheid que la película se encarga de obviar o dulcificar

From → Cine

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