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Stars Wars: Los últimos Jedi (Star Wars: The Last Jedi) (***)

15 diciembre 2017

Y la saga continúa…

La Primera Orden, más poderosa que nunca, está a punto de acabar con la resistencia de las fuerzas lideradas por la Princesa Leia Organa. Mientras, en otro planeta lejano, Rey intenta definir su futuro junto a un  Luke Skywalker que mira hacia atrás para revaluar lo que ha sido su vida.

Uno tiene la sensación de que da igual lo que se escriba sobre la octava entrega de la saga creada en su día por George Lucas. Cuatro décadas después de su presentación en sociedad, regresa para llevarse de calle la taquilla y convertirse en el film con la mayor recaudación de la historia, aunque no lo sea en número de espectadores debido al incremento del coste de la vida. La legión de fans es tan numerosa que apenas se ha resentido de los años oscuros, aquellos que pronosticaban una caída en picado hasta que Disney compró los derechos a precio de oro, encargó a J.J. Abrams El despertar de la fuerza, también en el sentido literal, y nos aplastara con su excelente márquetin y enorme sentido comercial.

En estos cuarenta años hemos aprendido  pronunciar correctamente la palabra Jedi e incluso advertimos que la Princesa Leia tiene apellido. Con esta nueva entrega recordamos a Carrie Fisher en su última actuación, ayudada por un exceso de CGI, y sabemos que Mark Hamill puede sacar adelante un papel con decoro, porque ni siquiera su aparición en Kingsman sirvió para tenerlo en cuenta. No cabe duda de que Disney es un discípulo aventajado. Aprende cuando hay errores y, las más de las veces, consigue que estos se truquen en fortalezas. Por eso, esta última entrega, dirigida por Ryan Johnson –Looper-, con el respaldo constante del propio Abrams tiene más acción que ninguna, también más metraje, pero la hace a cambio de construir un film que se da la mano con los relatos cinematográficos de súper héroes sin que apenas lo percibamos. Tal es la fuerza de la Fuerza.

Nuevos personajes y actores de renombre que se incorporan a esta saga, como Oscar Isaac, Benicio del Toro o Laura Dern. El film empieza donde termina el anterior y sabemos que Hans solo se reserva únicamente para la galería de mitos. Los que tenemos una edad lo recordamos con nostalgia al tiempo que lo echamos de menos, como también la ingenuidad elevada a maravilla de las tres primeras entregas. Nuestros héroes se han sustituido al tiempo que nuevas generaciones se han incorporado a esta historia que, tal vez, consiga expandirse como el propio universo por mucho que sobre el papel le reste un último capítulo.

Ahora tenemos que elevar a los altares a Rey –Daisy Ridley-, la que quiere aprender los recursos de la Fuerza al lado de Luke en el lejano y oculto planeta Ahch-To, allí donde la orden Jedi construyó su primer templo. Otros preferirán el lado oscuro representado por Kylo Ren –Adam Driver-, el Maestro de los Caballeros Ren, hijo de Hans Solo y Leia Orgama, que asesinó a su padre y se dejó abrazar por el siniestro Líder Supremo Snoke –Andy Serkis-. Todavía no se explica, ni nosotros tampoco, como pudo haber sido derrotado por la recolectora de chatarra en la entrega anterior. Y mientras Rey define su destino y Luke revalúa su vida, La Primera Orden tiene contra las cuerdas a los Rebeldes. Porque la película, no lo olvidemos, es un canto a la acción, que es lo que en definitiva quiere el público joven que está dispuesto a llenar las salas provistos de enormes paquetes de palomitas.

La primera parte es aburrida. Tanto, que incluso el propio George Lucas suponemos que se habrá retorcido en la butaca. Después mejora y emprende un acertado despegue hacia el final. Buena parte de culpa la tienen Luke Sktwalker y el personaje Poe Dameron –Oscar Isaac-, un afamado piloto de X-Wing, amigo del ex stormtrooper Finn –John Boyega-. Tiene mucha culpa del resultado final contra las tropas del general Hux –Domhnall Gleeson-, mientras que Lupita Nyongo’o vuelve a encarnar a Maz Kanata, la pirata contrabandista sensible a la fuerza.

Esta apuesta es más oscura, encaja más con El imperio contraataca, y su contenido es una amalgama de las entregas anteriores. El discutible guion de Ryan Johnson deja sin perfilar la mayoría de los personajes en una clara apuesta por las peleas intergalácticas, los duelos de parejas, los enfrentamientos en el espacio o las luchas sables. De todas formas, se mantiene el paralelismo con la trilogía original aunque se pretenda buscar por momentos una mística más profunda. Parece metida a calzador, al igual que muchos momentos de humor, que quizá son demasiados. Se recupera el conflicto interior de los personajes principales y John Williams lo subraya con una partitura que como la propia entrega es más de lo mismo con un lavado de cara. Los fans están de enhorabuena; los demás, pasarán un dos hora y media entretenidas una vez superado el bache inicial.

From → Cine

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