Saltar al contenido

#Placer femenino (#Female Pleasure) (***)

26 May 2019

Mucho camino por recorrer

Cinco mujeres nacidas en países muy distintos abordan el tema de la sexualidad femenina. Por culpa de la religión, o debido a tradiciones que debieran estar abolidas en una época como la actual, un elevado porcentaje de féminas no consiguen disfrutar con el sexo. Un placer arrebatado, en definitiva.

Este es el mejor ejemplo de un documental que nunca debió llevarse a cabo. No lo decimos por sus valores cinematográficos ni porque de visibilidad a un problema que afecta a millones de mujeres de todo el mundo. Sencillamente, porque esa problemática debía de estar erradicada en todo el Globo y sigue constituyendo una lacra social que tiene que ver con la ausencia del placer femenino en las relaciones sexuales.

Barbara Miller, que en su documental anterior, en 2012, se refería a la ausencia de libertad de expresión en casi un centenar de países, trae a primer plano la dificultad de las mujeres para sentirse de igual a igual con el hombre en las relaciones sexuales en el siglo XXI. No solo hay países que niegan el placer a sus súbditas, sino que además efectúan terribles ablaciones cuando son niñas que les incapacitan para disfrutar cuando son adultas. En otros casos es la religión y en otros las tradiciones familiares o culturales.

Deborah Feldman dejó la comunidad jasídica de Nueva York. En Brooklyn los judíos ortodoxos son perfectamente visibles por la calle. Se conciertan matrimonios desde que los futuros contrayentes son niños y no se tiene en cuenta nunca la opinión de la mujer. Deborah se sentía poco menos que violada y dio pasos extremos en su lucha por la libertad sexual. Para ello, no dudó en enfrentarse a los suyos y marcharse de casa junto a su hijo con una mano adelante y otras detrás.

Leyla Hussein es una terapeuta nacida en Somalia que fue sometida a mutilación genital en su infancia. Ahora lucha a través de su fundación para erradicar es práctica denigrante y abusiva. Con figuras de plastilina muestra los tres tipos de operación a la que son sometidas las jóvenes en distintos países africanos. Rokudenashijo vive en Japón, donde es una artista de manga. Conmovió los cimientos de la sociedad cuando reprodujo su clítoris con una impresora 3D e incluyó esa parte de su autonomía en sus dibujos. Fue condenada judicialmente a varios meses de cárcel.

En una afamada academia religiosa de Roma Doris Wagner fue violada en repetidas ocasiones por un sacerdote de la comunidad. Tuvo que marcharse a Alemania y no recibió respuesta pese a escribir dos cartas de denuncia al mismísimo Para Francisco. El corporativismo eclesiástico silenció este caso que, como el de tantos otros, provocó un trauma en su protagonista durante bastantes años, mientras el agresor continúa en el mismo puesto. En la capital de India, Vithka Yadav trabaja como responsable de educación sexual. Allí las mujeres son prácticamente cero a la izquierda. Las violaciones son diarias y muchas no llegan a convertirse en adultas. Ninguna lo puede denunciar porque siempre la culpa será de ella.

Son únicamente cinco ejemplos de entre los millones que se podrían referir en todo el mundo. Hablamos de países desarrollados, como Japón, o de ciudades que debieran colocarse como adalides de la libertad. Es el caso de Nueva Yotk. Barbara Miller da visibilidad a este problema que afecta por igual, o con otras connotaciones en cualquier parte del Mundo. No olvidemos la violencia de género en democracias asentadas. Por eso pensamos que este documental debiera de haber reflejado hechos del pasado y no del presente. Estas costumbres macabras, reaccionarias y dolientes debieran haberse erradicado hace mucho tiempo.

Desde el punto de vista fílmico, las imágenes son rotundas, y algunas muy valiosas, como la sesión fotográfica a la que se somete Deborah o las reuniones con mujeres de un país africano que lleva a cabo Leyla. Sin embargo, echamos en falta el otro punto de vista. No se interroga a la Iglesia católica o a la judaica acerca de las vejaciones de sus feligresas. Tampoco se habla con responsables gubernamentales en el caso de las demás.

Nos gustaría que, al menos, les sacaran los colores a representantes de diversas administraciones. Existe otro pasaje dentro del film que nos desconcierta en parte. Se inicia con una serie de fotografías publicitarias en las que se utiliza a la mujer como reclamo. Dolce & Gabbana se lleva la palma. Buena ocasión para haber entresacado alguna declaración de esas modelos de lujo que exhiben sus cuerpos o de esas mujeres que ejercen la prostitución. ¿Sienten ellas placer? Dicho esto, lo que advertimos es que queda mucho camino por recorrer. Apenas lo hemos iniciado.

From → Cine

Deja un comentario

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.