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La jaula (*)

11 junio 2019

Absoluta desconfianza

Una bomba explota en un coche de la Guardia Civil matando a dos agentes en Palma de Mallorca durante el verano de 2009. Sergi, que vive en un barco fondeado en una pequeña cala, es un personaje esquizofrénico que desconfía de todos, especialmente de una pareja de vascos recién llegada.

Antes de que anunciara el cese de actividades la organización terrorista ETA cometió diversas acciones en Mallorca a finales del mes de julio de 2009. La isla fue testigo de los últimos asesinatos de la banda y basándose en esas circunstancias el balear Marcos Cabotá  ha creado una historia que se centra en aquellas jornadas de luto. Concede el protagonismo a un personaje local y a una pareja vasca recién llegada a puerto.

La palabra jaula es un denominador común en el filme. Identifica la operación montada por las fuerzas de seguridad del Estados con la intención de atrapar a los responsables del atentado. La jaula también es el reducido espacio de un posible colaborador local de ETA y la zona de confort en la que se mueve Sergi –Xavi Núñez-, que vive en un barco sin nombre tras su divorcio, firmado alrededor de ocho años antes de aquel verano. Incluso, el recinto en el que cohabitan dos clases de pájaros: los que se quedan inmóviles y aquellos que se desplazan por todos los rincones de su presión.

El protagonista sufre porque la custodia de su hija Clara pertenece a Paula –Carolina Meijer-, su ex, después de que hubiera tenido problemas con la justicia, presumiblemente por un asunto de drogas.. Aparentemente no tiene ingresos, aunque en la tienda donde le fían sostiene que pronto tendrá el dinero suficiente para saldar la deuda. Lo que sí consigue es que le contrate una pareja recién llegada para que repare su embarcación. Viven en San Sebastián, llevan varias semanas de navegación y todavía les quedan otras tantas para concluir sus vacaciones y volver a su rutina.

La primera noche se sinceran. Xavi arremete contra ETA y sus acciones, especialmente a la hora de matar inocentes. Elena –Antonia Payeras- está muy próxima a la postura del mallorquín, pero su pareja –Miguel Ángel Jiménez- adopta una posición diferente. Habla de las dificultades a la hora de vivir en su tierra y de que las dos partes han cometido actos punibles que reclaman venganza. Insiste en que las últimas intervenciones terroristas han tenido que estar apoyadas con total seguridad por alguien de la isla, una persona solitaria con unas características bien definidas.

La mujer parece que tiene intenciones de coquetear con el hombre que acaba de conocer quien, por otra parte, es un esquizofrénico que ha abandonado la medicación. Desconfía de todo y de todos, pero fundamentalmente de esa pareja llevada del País Vasco. Incluso, aprovecha una noche en la que ellos dejan su barco para rebuscar en su interior a ver si encuentra alguna arma de fuego o una bomba. Lo que sí sabemos es que los atentados se han pergeñado en Francia. Un personaje –Javivi- está en contacto telefónico con alguien que se encuentra en Mallorca en esos momentos.

Marcos Cabotá ha sido nominado al Goya en las categorías de mejor documental y mejor cortometraje. Sabe jugar con los elementos a su disposición y funciona el hecho de haber recurrido a una pequeña localidad próxima a la capital, lo que exige menos desembolso y, al mismo tiempo, concentra su propuesta haciéndola menos permeable. Con un montaje moderno, que puede chocar con una visión más ortodoxa, su trabajo tras la cámara es lo más interesante.

Con la excepción de Xavi Núñez, un experto actor en diferentes campos, el trabajo del cineasta con los actores no ha sido lo más eficiente del rodaje. Hay momentos de tensión en los que debería de haberles exigido bastante más, e incluso haber incluido un acento que se echa de menos en el caso de los procedentes de Euskal Herría. La autocrítica debería extenderse al propio responsable, ya que su guion presenta contradicciones. El aspecto del thriller se ve afectado por ello al revestirse con vertientes que lo adornan para alcanzar un metraje clásico., lo que no evita ciertos equívocos.

Tal y como lo expone el autor, la historia no daría más que para un corto. Resulta demasiado minimalista, previsiblemente por problemas de presupuesto. De ahí que intente trabajar casi siempre con dos, y en algunas ocasiones, tres personajes simultáneos. La radio y la televisión informan de la situación a diario, y nos introducimos en los primeros días de agosto. Exactamente, hasta que la pareja vasca puede salir del puerto, ya que la Operación Jaula no permitía el trasiego de embarcaciones en la isla. Atrás quedan  la intriga, el drama y el terrorismo sin que se llegue a profundizar lo necesario en alguna de esas cuestiones.

From → Cine

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