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Muñeco diabólico (Child’s Play) (***1/2)

28 junio 2019

Feo pero simpático

Una madre regala a su hijo un muñeco de penúltima generación poco antes de que llegue su cumpleaños. Lo que no podían sospechar es que el juguete estaba ensamblado deficientemente en la fábrica y que su presencia podría llevar a sucesos macabros y tenebrosos.

Ya no soy conscientes de los remakes producidos desde que Tom Holland presentara en sociedad a Chucky en 1988. Ahora se da una vuelta de tuerca al personaje creado por Don Mancini hasta el punto de que el guion de Tyler Burton Smith, unido a la dirección de Lasr Klevberg, se nos antoja el filme de terror más divertido desde Scary Moovie. El cineasta noruego, que saltó a la fama por su cortometraje Polaroid, que ha reconvertido en largo en Estados Unidos, se maneja bien en este género y ha sabido dotar a esta película de la sátira donde no llegaba el texto.

El contenido resulta muy entretenido, aunque muchas veces haya que leer entre líneas. Sus responsables no dan puntadas sin hielos y en cada secuencia se advierte la ironía o el sarcasmo relacionados con otras propuestas cinematográficas o con la mismísima sociedad actual. De inicio, Henry Kaslan, presidente de su compañía habla de las excelencias de su muñeco, Buddy, capaz de reconocer a su dueño, jugar con él y operar como si se tratase de una central domótica. Enciende y apaga las luces, los electrodomésticos, se convierte en un amigo inseparable y hasta reclama un automóvil sin conductor en caso de solicitarlo.

En una noche tenebrosa, como corresponde al género, nos situamos en una fábrica de ensamblaje de estos juguetes en Vietnam. Un operario soñador es advertido por su jefe que en cuanto termine con el ejemplar que tiene entre manos será despedido por su escasa implicación en el trabajo. NI corto ni perezoso, elimina varias de las funciones de Buddy que, en un envío conjunto, terminará en unos grandes almacenes de Estados Unidos. Este muñeco será capaz de aprender, como el resto, aunque se exceda en sus posibilidades. No eludirá palabras malsonantes y llevará las impresiones de su dueño hasta las últimas consecuencias.

Karen Barclay -Aubrey Plaza-, una empleada de dicho centro comercial consigue despistar una devolución, porque según se comprador sus ojos se volvían rojos, para regalárselo a su introvertido hijo Andy -Gabriel Bateman- pocas fechas antes de su cumpleaños. Hace poco que se han mudado y el chaval no tiene amigos y está demasiado embebido con su teléfono móvil. Solo un policía, el detective Mike Norris -Brian Tyree Henri-, que visita ocasionalmente a su madre, vecina del mismo edificio, parece interesado en el muchacho.

Ya tenemos diversas claves de por donde va la película, especialmente en lo que se refiere a la ironía o la sátira. Desde la explotación de mano de obra en el Lejano Oriente, a las devoluciones en los grandes almacenes por falta de atención de los consumidores, hasta la incomunicación de los jóvenes de hoy y su dependencia de los celulares o los videojuegos. Seguirán bastante más, y entre las más destacables figuran el consumismo, las compras compulsivas determinadas por la publicidad, representada por la preventa de la segunda generación de los Buddy, y la apetencia por los modelos de última generación. Es viejo, tiene más de un año, se llega a decir.

Pero hablamos de una película de terror, y esta lo es por mucho que se envuelva con un elevado porcentaje de humor. Andy llama a su muñeco Chucky, como no podría ser otra forma, y el juguete está dispuesto a satisfacer a su compañero de juegos hasta límites casi imposibles. Primero es Mickey Rooney, su gato, y después el novio indeseable de su madre, un tipo llamado Shane -David Lewis- que oculta su matrimonio y sus hijos. Poco a poco, entre carcajadas, el gore se va adueñando de la pantalla.

Es un desenlace que se veía venir, aunque las secuencias más sangrientas están tratadas dejándose llevar por la sátira, de ahí que la sangre y las vísceras nos causen menos repelús. La cinta funciona, y los amantes del género no se sentirán defraudados. Más bien, respaldarán la película gracias a sus aciertos. Incluso los despistados tampoco se sentirán decepcionados. Para los nostálgicos no podemos pasar por alto que la voz de Chucky en el original la pone Mark Hamill, el Luke Skywalker de George Lucas. También es él quien interpreta el tema principal durante los títulos de crédito. Una composición machacona de Bear McCreary que significa uno de los hilos conductores de la historia.

From → Cine

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