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Rojo (***)

30 julio 2019

Lo que es y lo que vendrá

Un abogado es incomodado por un desconocido mientras espera a su esposa en un restaurante de una localidad argentina de provincias. En 1975 se está preparando un golpe de estado y cientos de personas desaparecen. El letrado se involucra y también un detective chileno convertido en estrella de la televisión.

Plano fijo de una vivienda unifamiliar. Diversas personas salen con más o menos objetos, incluso ninguno. Hay alguien que lleva a cabo el recorrido inverso. Serán personajes recurrentes a lo largo de la historia escrita y dirigida por Benjamín Naishtat en su tercer largometraje detrás de las cámaras. Posiblemente, se trate del menos críptico, pero tiene muchas lecturas entre líneas. Nos fijamos en el año 1975, al que hace referencia un breve texto inicial. El golpe cívico militar en Argentina tuvo lugar en marzo del año siguiente, pero el caldo de cultivo ya podía palparse en todos los rincones de su geografía.

La acción sucede en una pequeña localidad de provincias. Parece apartada del mundanal ruido, aunque no era ajena a la situación del país. Fiel reflejo a tamaño reducido de lo que podría suceder en Buenos Aires. En un restaurante, un desconocido, Dieguito, apodado El hippie -Diego Cremonesi-, increpa a un prestigioso abogado local, Claudio -Darío Grandinetti-, quien aguarda para almorzar con su esposa Susana -Andrea Frigerio-. El recién llegado quiere tener un asiento cuanto antes y el letrado le cede su mesa no sin dejarle en ridículo, zahiriéndole con sus palabras.

Toda acción lleva consigo una reacción, y ésta se produce con los personajes mencionados poco después en una respuesta violenta. Se abren varios frentes y comienzan las desapariciones, entre ellas las de un compañero del grupo cultural al que pertenece Paula, la hija del abogado, incorporada por su propia hija en la realidad, Laura Grandinetti. Una serie de circunstancias que favorecen el desembarco de un popular detective privado. El chileno Sinclair -Alfredo Castro- es toda una estrella televisiva. Tiene sus métodos, muy distintos en las formas a los de Claudio. Podrá resolver la incógnita que se le plantea, pero por primera vez en su carrera no conseguirá mostrar un culpable.

La Argentina de mediados de los setenta se empeñaba en ser absolutamente ocultista. Crímenes impunes y situaciones delictivas que se justificaban como normales. Cuando un personaje ayuda a otro a quedarse con la casa que vimos al principio, tiene clara la situación: si no eres tú, será otro. La ley del sálvese quien pueda llega aquí a su máximo esplendor. También la que hace valer al más fuerte, o al más listo. Como la realidad histórica, también la película pone en ocasiones los pelos de punta.

El aspecto de esta propuesta es de cinema noir. La intriga funciona, pero es mucho más interesante lo que discurre entre líneas. Benjamín Naishtat ya se mostró comprometido en su primer filme y con este se muestra mucho más maduro y también directo. Sus metáforas son más digeribles por el gran público y el retrato que hace de la Argentina pre golpe de estado es magnífico. Ayuda a comprender la situación, pero como le sucede al detective Sinclair la solución no existe. Explica lo que es y, de paso, nos prepara para lo que vendrá. Y no es nada bueno.

El trabajo del trío protagonista es impecable. Es muy difícil elegir la actuación de Diego Cremenosi por encima de la de Alfredo Castro, y viceversa. Ambos encuentran una buena réplica en la participación de Andrea Frigerio. En el aspecto más formal, Naishtat se muestra algo ecléctico y no siempre juega a su favor el cambio de plano en el que coloca la cámara en relación a sus personajes. Funciona casi siempre esa idea cuando intenta dar sensación de superioridad, o de todo lo contrario. A veces, tampoco hacía falta acudir a tanto detalle. Precisamente, lo que echamos en falta en otros pasajes.

El rojo es el color. El mañana será tremendo, pero todos han de aceptarlo sin rebelarse, bajando la cabeza en señal de sumisión. El rojo domina en la actuación de un mago -Rudy Chemicoff-, que se luce con un número en el que hace desaparecer a una espectadora. El ambiente ya es sufrido, crudo y anticipo de nos años especialmente difíciles. Se viene el golpe, dicen. Hay que estar atentos y no perderse una sola línea del guion porque ahí están las claves de lo que en realidad se cuenta.

From → Cine

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