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Little Monsters (**)

12 agosto 2020

El fracasado, los zombis y la chica con el ukelele

Un músico fracasado y una maestra de escuela tienen que hacer frente a una invasión de zombis para proteger a los niños. Con ellos aparece una estrella de la televisión idealizada por los chavales que estaba rodando su programa en la granja donde los componentes de la clase habían ido de excursión.

El cine de zombis tiene cuerda para rato. Con cada nueva producción nos preguntamos que más se puede narrar al respecto y casi de inmediato aparece un proyecto destinado a sorprendernos para demostrar que el género está muy lejos de agotarse.  En esta ocasión lo más llamativo es que los no muertos quedan en segundo plano. Ellos no son los protagonistas y se transforman en un catalizador de la historia de amor entre un músico fracasado y una maestra de escuela.

Lo que más agradecemos de esta producción es el humor y la sátira que destila esta comedia de terror australiana escrita y dirigida por Abe Forsythe. Otro de sus puntos fuertes es la presencia al frente del reparto de Lupita Nyong’o, quien tuvo un debut destacado en 2013 con 12 años de esclavitud. La ironía del texto a la que aludíamos antes se pone de manifiesto en su personaje, una docente llamada Miss Caroline, que interpreta con su ukelele el Shake it off de Taylor Swift, artista que odia el personaje con el que comparte protagonismo.

Dave Anderson -Alexander England- es un fracasado en todos los órdenes de la vida. Canta en la calle siendo reprendido por la policía o sin conseguir los emolumentos esperados. Para mayor decepción, cuando está dispuesto a pedir la mano de su novia y aceptar sus deseos en cuanto a lo que afecta a una familia, la encuentra en la cama con otro. No tiene más remedio que pedir ayuda a su hermana -Kat Stewart-, quien le había protegido y reconfortado tras la muerte de sus padres.

Ella vive con su hijo Félix -Diesel La Torraca-, interesado por los tractores y seguidor de Teddy McGiggle -Josh Gad-, una figura televisiva. Para el chaval la presencia de su tío, pasota y mal hablado, no es el mejor ejemplo. Obligado a colaborar en los quehaceres, lleva a su sobrino al colegio y queda prendado de su profesora. Un amor a primera vista que intenta potenciar cuando aprovecha la baja de uno de los padres en la excursión prevista a una granja. Allí recibe dos nuevos reveses: Caroline está comprometida y Teddy se encuentra filmando en ese lugar, lo que supone un rival inesperado.

Las desgracias nunca vienen solas y los contratiempos tampoco. Aparecen los zombis, que salen de una instalación del Gobierno. Los expedicionarios se encuentran con dos amenazas. A los muertos vivientes se unen las unidades del ejército, dispuesto a resolver el problema por las bravas antes de que se extienda la epidemia. Son los momentos de mayor acción, combinados con problemas que plantea la presencia de McGiggle, que realmente se llama Nathan Schneider.

Con una puesta en escena que prima potenciar a sus personajes, Abe Forsythe procura destacar sus aciertos y cubrir los defectos de su historia de la manera menos histriónica posible. Por ejemplo, el escaso interés que nos proponen unos zombis muy lineales y cuyas características apenas despiertan interés. Desafortunadamente, no sucede así en todos los casos, puesto que abandona por momentos a la excelente Lupita Nyong’o, que levanta decididamente la película, para centrarse más en el personaje de Dave, un niño con cuerpo de adulto.

Con un argumento igualmente simple, acierta a no estirar su propuesta. Se concentra lo necesario para extenderse poco más de hora y media con el propósito de que no haya demasiadas iteraciones y que el espectador no se eche en brazos del tedio. Sale airoso de situaciones convertidas en clásicas, como el hecho de hacer creer a los niños que el peligro que ellos creen que les acecha en realidad forma parte de un juego. Fórmula que tan bien explotó Roberto Benigni en La vida es bella.

Las rutinas de un argumento nada especial, que al fin y al cabo se transforma en una historia de amor, tienen su aliciente en los golpes de humor y en la sorna que preside los diálogos y algunas de las situaciones. Es el caso de la Indumentaria de McGiggle, un héroe televisivo para los chavales que parece una broma comparado con los personajes de Marvel. Un tipo de apariencia friki vestido con colores brillantes que parecen más oportunos para anunciar un detergente. Por no hablar de la guitarra triangular de Dave o del anillo que exhibe Caroline para espantar a los padres de sus alumnos, aunque no mantenga ningún compromiso. Detalles que salpican la película y la convierten en más atractiva.

From → Cine

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