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La Vampira de Barcelona (**)

2 diciembre 2020

Modernismo y prostitución

En la Barcelona de 1912 emergió la figura de Enriqueta Martí, apodada La Vampira de Barcelona. Acusada del rapto de varios niños en la zona baja de la ciudad, un periodista investiga los posibles asesinatos de varias criaturas tras la desaparición de una chiquilla perteneciente a una conocida familia.

Poco después de la Semana Trágica, la Ciudad Condal evolucionaba a dos velocidades. Por una parte, el vértigo de una urbe novedosa y futurista, embriagada de modernismo; y, por otra, la ralentización de la parte más oprimida y profunda, en la que abundaban los lupanares y los hechos delictivos. En ella vivía realmente Enriqueta Martí, personaje histórico al que se dieron diversos apodos; entre ellos, La Vampira de Barcelona. Fue acusada de secuestrar y asesinar niños para elaborar pócimas solicitadas por sus clientes.

Después de un par de trabajos para la pequeña pantalla y un documental sobre el músico reconvertido en político Lluís Llach, el cineasta Lluís Danés debuta en el largometraje con la adaptación de esta historia. De los hechos reales queda la presencia de la niña que desencadenó la investigación, Teresita Guitart y la propia Enriqueta Martí -Nora Navas-. El protagonismo del Gobernador Civil, Portela Valladares, da paso en el film al jefe de policía Amorós -Sergi López-.

El peso de la acción recae sobre un periodista, Sebastià Comas -Roger Casamajor-. Se trata de un hombre atormentado por el suicidio de su hermana cuando contaba cinco años y que estuvo doce meses apartado de la circulación cuando intentó asesinar a su padre moribundo una vez que éste le contó los abusos cometidos con la pequeña. Su tío, el Sr. Méndez -Mario Gas-, propietario de un rotativo, le guardó la plaza y lo convirtió en su protegido.

Sebastiá, adicto a la morfina para evitar sus insomnios, solía frecuentar los barrios bajos, donde mantenía una relación estrecha con una prostituta aficionada al Bel canto llamada Amèlia -Bruna Cusí-. Resultará una baza importante en su investigación de la desaparición de varios niños, incluida Teresita Guitart, perteneciente a una familia muy conocida de Barcelona.

Por medio de los datos de otro padre que buscaba a su hija desaparecida encuentra un burdel donde se ofrece todo tipo de favores sexuales. Incluso niñas de seis años. En el establecimiento, dirigido por Madame Leonor -Núria Prims-, se encuentra con personalidades muy consideradas en la ciudad, como el abogado Salvat -Francesc Orella-. Se trata de un prócer que respaldaba muchas actividades sociales y buen amigo de Méndez. Por todo ello, Sebastià entiende que Enriqueta es una víctima de una conspiración que no interesa destapar.

El atractivo de la historia se desvanece paulatinamente hasta convertirse en una rémora. Los clichés de hacen más evidentes y se pierde el interés mostrado al principio. Lo que continúa siendo válida es la ambientación, el vestuario y una puesta en escena que combina dibujos y maquetas con decoración convencional. Lluís Danés utiliza con acierto las luces y sombras. Hay un posible referente en el cine del norte de Europa de la posguerra. Incluso algunos detalles viscontianos y un reflejo de Spielberg al utilizar el color rojo dentro de una exposición prácticamente íntegra en blanco y negro.

Esa puesta en escena sorprendente seguro que fue determinante para que La Vampira de Barcelona obtuviera el Premio del Público en el pasado Festival de Sitges. Realmente es atractiva y representa el aspecto más eficiente del relato. Llama la atención la reconstrucción de la fachada del Teatre del Liceu, o ese tranvía dibujado entre el decorado del fondo y la actuación en primer plano. Una toma cenital de paraguas desplegados probablemente pierde efectismo al no ofrecerse en color.

Sin embargo, no toda esa llamativa envoltura deberá colocarse en el haber del autor. Quizá, mucha de esa originalidad se deba a la novela gráfica original de Jandro González, Miguel Ángel Parra e Iván Ledesma. Muchas de las siluetas y del estilo de los decorados aparecen en esa publicación. Incluso el aspecto de la Puerta Madrona o la ambientación, mitad repelente y mitad atractivo, de las estrechas calles del Raval.

From → Cine

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